Nosotras y las brechas

Mujer con mascarilla


Por Elena Serrano, abogada

Corren tiempos de borrasca. Tiempos en que no tenemos tiempo para nada, en que las tareas se suman o más bien se acumulan como la ropa sucia en el canasto, en que nada logra terminarse, ni la limpieza, ni las tareas de los niños, ni el trabajo remoto, mientras luchamos con la mascarilla, desinfectamos la verdura, apretamos los brazos para no expresar sentimientos contagiosos, y nos preguntamos mil veces al día cuánto tiempo más durará el paso a paso o el quédate en tu casa o la transición en fase desconfinada.

Claro que esta es la mitad de cuento. La otra mitad es juntar el dinero necesario para lo básico, cuidar el 10% para que no se evapore, rogar que los megas de Internet se mantengan, que el permiso que es necesario sacar en la comisaria coincida con lo que necesitamos hacer, que si hoy le toca al perro, a la abuela o al adolescente salir de paseo a la plaza ya muy sucia de la otra cuadra, que si habrá espacio en el consultorio para el control del niño sano que no está sano, que si la cuenta Rut soportará el depósito de la AFP o va a colapsar y tendremos que contratar a un abogado para que les meta juicio.

Entremedio, en un instante de comprensión lectora, nos enteramos que un estudio de la UC dice que los hombres han ocupado 0 horas semanales durante la pandemia en ayudar deberes escolares, las mujeres 14 horas; en tareas domésticas varias, la brecha es de 9 horas entre hombres y mujeres; en cuidado de niños y adultos mayores, la brecha es de 7 horas semanales. En alguna parte de nuestro inconsciente no necesitamos estudios, estos números están grabados en la piel como un tatuaje, a plena vista, aunque otros no los vean.

Pero falta mucho todavía. Ahora tenemos plebiscito en unas pocas semanas. Queremos participar, entender, estudiar las alternativas. Vemos en la tele como los personajes nacionales nos explican sus preferencias y se esmeran en ejercer sus liderazgos que nos parecen un tanto gastados. ¿Aprueban? ¿Rechazan? Y mientras meditamos sobre nuestras posturas propias se acaba nuevamente el tiempo y es media noche y no podemos dormir porque el niño no sano tiene dolor de oídos y no hemos cumplido aún las 14 horas requeridas para que la brecha ya mencionada se mantenga. No queremos desmentir el estudio de la UC, sería un desatino.

Nos aseguran que éste es el tiempo de las mujeres. Lo dicen en todos los países y en todos los idiomas. Por supuesto que es así, solo que a nosotras no nos sorprende. Porque a los países los cuidamos como a todos los demás; es lo que sabemos hacer. Que hemos conquistado espacios en todos los ámbitos, que nuestro liderazgo ha salvado incontables vidas. Que tenemos paridad y ley de cuotas, y posnatal extendido, leyes que penan la violencia y el femicidio. Seremos el cuerpo y el alma de la nueva Constitución, nos dicen, titulares de los más avanzados derechos sociales, los que nos llevarán sin duda a un mejor país. Por supuesto que lo creemos y ahí estaremos. Como siempre hemos estado. ¿Habrá algún estudio sobre las brechas de tiempo ocupado en dialogar con otros, en ser ciudadanas, en querer cambiar el mundo?

En algún momento ya no nos hacemos más preguntas; se acabó el tiempo. Hay que pagar varias cuentas mañana y las camisas necesitan estar bien planchadas porque ahora que ya no se usa corbata se nota mucho el cuello. Nos quedamos pensando, haciendo listas mentales de lo que está pendiente mientras suena el celular y alguien nos quiere explicar las ventajas de tener más megas. Apruebo.