Notable desempeño en Juegos Paralímpicos
Con seis medallas, dos de ellas de oro y un récord mundial en el lanzamiento de la bala, ha concluido una brillante intervención del equipo chileno que participó en los Juegos Paralímpicos que se desarrollaron en Tokio, lo que llena de orgullo al país. Lo sucedido tenía un solo antecedente en el medallero con la presea dorada obtenida en la prueba de los 5.000 metros (categoría T11) en Londres, en los Juegos del 2012, pero el caso actual adquiere especial relevancia. Ello porque además de los significativos logros deportivos, los atletas debieron enfrentar su preparación y entrenamientos en el marco de las severas restricciones y confinamientos a consecuencia de la pandemia, lo que impidió un desarrollo normal de las actividades y la regularidad de los campeonatos.
Desde los Juegos Paralímpicos desarrollados en Barcelona en 1992 que los deportistas nacionales han estado presentes ininterrumpidamente en estas competencias, y si bien a esa primera justa asistieron dos connacionales -que compitieron en natación y levantamiento de pesas-, en los actuales celebrados en Tokio la representación nacional contó con 19 integrantes, quienes participaron en siete disciplinas deportivas. Ello es resultado de un proceso que, junto al talento y el gran esfuerzo de los deportistas, ha permitido un mayor apoyo y mejor organización.
Hay una serie de hechos que ayudan a explicar este desarrollo, desde la comisión creada para abordar el deporte paralímpico en 2012 hasta las modificaciones que se le introdujeron a la Ley del Deporte en 2016 -dando reconocimiento al deporte adaptado y paralímpico, y con ello a un Comité Paralímpico y a las federaciones-; muy relevante resultó también reconocer la igualdad de beneficios entre deportistas convencionales y paralímpicos. A ello se suma el Plan Paralímpico lanzado a principios de año con el objetivo no solo de mejorar los resultados y la gestión, sino que abordar la búsqueda de talentos.
Una buena focalización, apoyando a un número determinado de disciplinas, pero priorizando a algunas de ellas, junto a los presupuestos crecientes de los últimos años -como lo planteó en este medio la autoridad del Comité Paralímpico de Chile-, parecen una estrategia eficiente, que ha dado sus frutos. Con todo, nuestro deporte paralímpico requiere más apoyo y se lo ha ganado, no solo por lo realizado en estos juegos, sino también en los campeonatos mundiales. Poder aumentar los recursos para entrenadores, y canalizar esfuerzos en el levantamiento de un mayor número de deportistas, son demandas razonables que merecen ser atendidas.
Estos juegos olímpicos dejan varias lecciones valiosas en lo deportivo, e ilustran también los desafíos que siguen pendientes. Pero no cabe duda que lo más relevante es el ejemplo que estos deportistas han entregado al país, donde valores como la perseverancia, el esfuerzo personal y saber hacer frente a las adversidades -que en este caso, por tratarse de personas con discapacidades físicas, resulta aún más meritorio- le hacen bien a la sociedad y sirven de ejemplo para otros deportistas que quieran seguir sus pasos en alto rendimiento.
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