Nubarrones en ley de migraciones


SEÑOR DIRECTOR

La nueva Ley de Migraciones está siendo objeto de un inesperado contratiempo. En la comisión de Hacienda del Senado se ha aprobado una indicación que contraviene lo avanzado desde 2018. El momento político da pie a un ambiente propicio para retrotraernos al indolente tiempo migratorio de la administración anterior.

Tener una migración segura, ordenada y regular no puede ser un eslogan que solo se vocea cuando existe un cántico global. Este gobierno, desde el inicio, estableció reglas claras para el flujo migratorio, en particular el proveniente de Haití y Venezuela, para evitar un crecimiento aún más inorgánico y explosivo. Junto con ello realizó un exitoso proceso de regularización extraordinaria.

La actual indicación permitiría en la práctica normalizar la irregularidad. O sea, una persona que ingrese a Chile en calidad de turista o en forma ilegal por pasos no habilitados podría regularizar su situación después de la publicación de la ley.

Entre 2014 y 2019 los inmigrantes han triplicado su número llegando hoy a 1,5 millones, un 8% de los habitantes de Chile. En torno a la mitad ingresó con fines de turismo pero cambió su condición in situ. Del total de inmigrantes, 640 mil proceden de Venezuela y Haití, un 43% del total. Sin las restricciones de las visas consulares que el gobierno implementó con estos países este número sería el doble.

En el caso de que esta indicación a la Ley de Migraciones prospere, Chile podría ver aumentada aún más su población migrante con las consecuencias conocidas de precariedad y escasa integración social y espacial.

La migración exige regulaciones modernas que den cabida a un flujo posible de gestionar e impidan el arribo indiscriminado de personas como parece ser quieren los senadores que han aprobado esta indicación.

Lorenzo Agar Corbinos

Doctor en Sociología

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