Nueva esperanza para Siria
SEÑOR DIRECTOR:
En mi calidad de integrante de la comunidad siria celebro el derrocamiento del dictador Al Assad, causante de una cruenta guerra con cientos de miles de muertos y millones de desplazados internos y externos.
Las instituciones sirias establecidas en Chile desde inicios del siglo XX, herederas de la llegada de cerca de 3.000 pioneros, deben reconocer prontamente a las nuevas autoridades, izar la bandera nacional con tres estrellas y colocarse a disposición para colaborar en las innumerables tareas de reconstrucción nacional, tanto físicas como morales.
En Chile viven 66 refugiados sirios, de distintas confesiones, que llegaron desde El Líbano bajo un plan de reasentamiento del Estado chileno hace algunos años. Han logrado una buena integración a pesar de las diferencias culturales. Adicionalmente, en torno a 500 sirios han ingresado a Chile como inmigrantes para buscar nuevos horizontes de vida.
Los 60.000 chilenos de origen sirio, que hemos mantenido de una u otra forma los lazos con el país de nuestros ancestros, debemos estar abiertos a tender las manos para apoyar en esta fase decisiva para el devenir de Siria, a quienes han logrado vencer el terror de Estado.
Hago un llamado ferviente a los nuevos gobernantes a adoptar las bases de un Estado que respete los DD. HH. y acoja a la amplia diversidad religiosa y política de esa rica nación, cruce de pueblos y cuna de una rica cultura milenaria.
Las relaciones entre Chile y Siria tienen un renovado desafío para poder, con las nuevas generaciones, dar un salto importante en las relaciones institucionales y humanas. La paz y la concordia deben volver a ese bello país de contrastes y gente amable. Nuestros ancestros y el pueblo sirio lo merecen luego de tantos años de muerte e inhumanidad.
Lorenzo Agar Corbinos