Nueva ley de migración

Oficinas de Migraciones y Extranjeria en el Centro de Santiago
El nuevo cuerpo legal crea el Servicio Nacional de Migraciones, con sedes en cada región. Foto: Agenciauno

SEÑOR DIRECTOR

Mucho se ha comentado y criticado en estos días sobre la nueva ley de migración del país. Mientras unos abogan por el derecho humano de movilidad y libre paso, otros buscan legislar sobre la materia, siendo acusados de coartar tal derecho.

Sin embargo, quizás se ha perdido de vista que detrás de cada migración hay una persona y una historia familiar que requiere, por atención a la dignidad humana, que el país al que migra tenga al menos estandarizados los requerimientos y etapas del proceso migratorio al que se enfrentarán.

Al determinar las reglas, plazos y procedimientos, consideremos que no se está prohibiendo la posibilidad de migrar, sino que se está haciendo frente, de manera responsable, a uno de los principales problemas que enfrenta una persona que migra, contar con su documentación básica regularizada para iniciar su vida en el nuevo país.

Asumiendo los intereses dispares que tienen migrantes y gobiernos, la forma esencial de conciliar tales intereses debiera ser introduciendo regulaciones. Legislar al respecto significa tomar en cuenta las desventajas del proceso migratorio, y encargarse de ellas aquí y ahora para evitarle un problema futuro significativamente mayor al migrante, su familia y el gobierno.

Daina Bellido de Luna

Docente-Investigador

Universidad Autónoma de Chile

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