Nueva NDC: compromiso climático y oportunidad para una recuperación verde post Covid-19
Esta columna fue escrita en conjunto con los ministros de Energía, Juan Carlos Jobet, y de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Andrés Couve.
Ante la grave crisis sanitaria que nos impacta a nivel global, parece fuera de contexto referirse a cualquier otra temática. Sin embargo, la urgencia con que los gobiernos enfrenten el Covid-19 y la forma en que se impulse la recuperación a la crisis socio-económica que el virus nos dejará, afectarán directamente la otra grave emergencia global que vivimos: el cambio climático.
Al igual que el Covid-19, la crisis climática impacta fuertemente en la vida de las personas a nivel global, y enfrentarlas con decisión y sentido de urgencia es un imperativo ético. Al igual que el coronavirus, enfrentar la crisis climática no solo requiere acciones inmediatas, sino también establecer metas de mediano y largo plazo. Metas claras y ambiciosas, que permitan dirigir los esfuerzos de nuestro desarrollo hacia uno bajo en emisiones, resiliente al clima, con ventajas sociales, ambientales y económicas que permitan mejorar la calidad de vida de las personas en los territorios nuestro país.
Es por esto que hoy Chile presenta la actualización de su Contribución Determinada a nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés), que establece metas intermedias al 2030 en términos de reducción de emisiones y adaptación al cambio climático. Estos compromisos, sumados al adquirido en el Proyecto de Ley Marco de Cambio Climático, ingresado al Congreso, con meta de carbono neutralidad al 2050 como nos pide la ciencia, señalan el camino a seguir y son definiciones claves para enfrentar la recuperación económica ante los difíciles momentos que vivimos.
Esta actualización fue desarrollada a través de un proceso participativo amplio y multisectorial abordando las distintas miradas y visiones de nuestro país. Dentro de las mejoras, es especialmente destacable la incorporación por primera vez en una NDC de un pilar social que permea los compromisos de mitigación, adaptación e integración, estableciendo un proceso de transición justa en la descarbonización, así como el aporte de cada compromiso a los objetivos de desarrollo sustentable.
Hoy, ante la crisis que enfrentamos, más que nunca debemos impulsar este trabajo conjunto, donde el cuidado del medio ambiente no solo es compatible con nuestro desarrollo económico y social, sino que, a través de las ventajas de Chile en la generación de energías limpias, lo potencia. Lo pudimos confirmar con el lanzamiento de bonos verdes soberanos durante el 2019 y comienzos del 2020. Estos bonos han permitido al país adquirir deuda a tasas históricamente bajas y altos niveles de demanda, lo que confirma el interés por el financiamiento de proyectos sustentables.
Las medidas están priorizadas según su costo eficiencia y agrupadas en seis ejes de acción. Los ejes y su respectiva contribución a la CN 2050 son: industria y minería sostenible (25%), producción y consumo de hidrógeno (21%), edificación sostenible de viviendas y edificios públicos-comerciales (17%), electromovilidad principalmente de sistemas públicos (17%), retiro de centrales a carbón (13%) la cual es una de las principales medidas habilitantes, y otras medidas de eficiencia energética (7%)”.
Alcanzar esta meta de carbono neutralidad significaría oportunidades de inversión de entre US$ 27.300 y US$ 48.600 millones al 2050.
Las metas establecidas nos permiten elaborar una hoja de ruta basada en áreas específicas donde se deben implementar proyectos sustentables, que requieren de inversión y de mano de obra necesarias para la reactivación que requeriremos luego de esta crisis.
¿Un caso concreto? El hidrógeno verde. Tenemos la capacidad de ser una potencia mundial en su producción y exportación, lo que implicaría la creación de un nuevo polo de desarrollo y progreso para los chilenos. Al mismo tiempo, podría representar el 21% de la solución que como país estamos analizando para alcanzar la carbono neutralidad al 2050.
Para lograrlo, necesitamos trabajar juntos, incorporando cada vez más el conocimiento y el desarrollo tecnológico, porque sólo juntos construiremos el país que todos soñamos, y podremos enfrentar y salir de esta crisis de manera sustentable teniendo como foco a las personas y los territorios. La invitación es a sumarse a esta transformación.
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