Nuevo gobierno y economía
Por Eugenio Rivera, Fundación Chile21 y Casa Común
Restablecer los equilibrios económicos, iniciar las reformas sociales necesarias para construir la cohesión social asegurando su adecuado financiamiento, impulsar el cambio en el modelo de desarrollo y constituir el equipo que encabece este esfuerzo son parte de los desafíos económicos que enfrenta el presidente electo.
El restablecimiento de los equilibrios fiscales y el control de la inflación son cruciales, tanto para la recuperación de la inversión como para entregar un horizonte de certidumbre a la ciudadanía. Requieren, eso sí, estar insertos en una estrategia global que asegure su sostenibilidad en el tiempo. La reducción del gasto público previsto en la Ley de Presupuestos del 2022 así como el incremento de la tasa de política monetaria van en el sentido correcto.
Los equilibrios macroeconómicos son sostenibles solo en la medida que se sustentan en un amplio apoyo ciudadano. En tal sentido, será tarea esencial para recuperar la legitimidad del sistema político y conectar con las demandas de la ciudadanía, impulsar las reformas de pensiones y de salud. La Pensión Básica Universal, que el actual gobierno ha decidido impulsar, y una solución inteligente del CAE que amenaza los proyectos de vida de una parte sustancial de los y las jóvenes del país, son esenciales. La idea de un endeudamiento de largo plazo para financiar esta iniciativa es una buena alternativa. Crucial en el éxito de estas reformas es la reforma tributaria y fortalecer el SII y Aduanas.
El reconocimiento de la crisis del modelo económico y la propuesta de un nuevo modelo de desarrollo que permita enfrentar el cambio climático, articule la innovación y las nuevas tecnologías con el modelo de crecimiento y le dé sostenibilidad a un Estado Social, son componentes esenciales de la estrategia del gobierno que viene, lo cual lo distingue de otras experiencias progresistas en América Latina que fracasaron, entre otras cosas, por carecer de una propuesta económica. Este no es un tema fácil, requiere un manejo inteligente de la transición, un aumento de la inversión pública financiable con una elevación razonable del endeudamiento, que mantendrá al país entre los menos endeudados del mundo.
Responsables del éxito de esta estrategia son el Presidente, su programa, el compromiso con la estrategia diseñada y la capacidad de diálogo. El nombre del ministro(a) de Hacienda es clave; también el del ministro(a) de Economía, que debería constituirse en el ministro(a) del desarrollo, capaz de ejercer un liderazgo para convocar al resto de los ministros económicos, a los empresarios, los trabajadores y al mundo académico. Finalmente, es crucial el nombramiento de personas con gran liderazgo y enraizamiento técnico en los ministerios que deberán llevar adelante las reformas en un Congreso empatado políticamente.