Columna de Manuel Agosin: ¿Otra reforma tributaria?
Por Manuel Agosin, FEN, Universidad de Chile
Tanto el Presidente Boric como el ministro Marcel han declarado que la prioridad del gobierno en estos momentos es una reforma tributaria para financiar los aumentos de gastos necesarios para llevar a cabo las reformas prometidas. La pregunta que hay que hacerse es si es un buen momento para hablar de reforma tributaria, dada la coyuntura nacional y la internacional.
Estamos viviendo un escenario complejo. El Banco Central estima una tasa de crecimiento que se ubicará entre 1 y 2% este año y aún menos en 2023 (con una tasa cercana a cero). Por otra parte, para frenar la inflación el Banco Central ha elevado la tasa de interés de política monetaria. Si la inflación no cede, vendrán nuevas alzas en las tasas de interés. Todo esto es malo para la inversión, cuyo impacto se ve reflejado en el nulo crecimiento en 2023. Una reforma tributaria enfocada en los altos ingresos simplemente disminuiría aún más la inversión desde los rangos previstos sin reforma.
Lo cierto es que el gobierno está en una disyuntiva difícil. Por una parte, quiere implementar su programa; por otra, el bajo crecimiento sugiere que más impuestos, aunque recaigan sobre las personas de altos ingresos y/o sobre las empresas, serán aún más contractivas. Y de ese modo afectarán a los hogares. Debe considerarse que mayores impuestos sobre las utilidades de las empresas simplemente se van a traducir en menor inversión. Si estamos hablando de mayores impuestos a las personas de elevados ingresos, mayores impuestos personales no afectarán el consumo sino sus ahorros.
La economía internacional no nos va a salvar en 2022-2023. Estados Unidos ya empezó a subir sus tasas de interés y Europa lo hará pronto. Para Chile, el problema principal viene de China. La crisis inmobiliaria todavía no está resuelta y lo más probable es que las actividades que giran alrededor del sector se van a contraer fuertemente en 2022-2023. Además, las políticas para combatir los brotes recientes del Covid han sido draconianas. Los habitantes de Shanghai llevan cinco semanas en cuarentena, lo que afecta adversamente a las cadenas globales de valor en las cuales China juega un papel fundamental. Todo indica que la economía mundial tendrá un impacto negativo en lo que al crecimiento chileno se refiere.
Una situación recesiva sugiere no un aumento de impuestos, sino un impulso a la inversión. Ello requiere garantías para los inversionistas y, quizás, depreciación acelerada para inversiones particularmente importantes para el futuro del país (energías no convencionales, hidrógeno verde). Y empezar a preparar las reformas -que requieren de un diseño técnicamente adecuado- para ir implementándolas a medida que la situación nacional e internacional las hagan sostenibles.