Otra vez nos fuimos a negro

Continua corte de luz en Peñalolen
Foto: Marcelo Hernández/Aton Chile


SEÑOR DIRECTOR:

La catástrofe en curso no es solo una falla técnica, sino una muestra de la debilidad de nuestro sistema de emergencias que incluye la falta de corresponsabilidad institucional.

Cuando la emergencia golpea, la gestión debe centrarse en las necesidades inmediatas de las personas, postergando el debate para cuando la crisis se haya superado, fortaleciendo la conducción y liderazgo en momentos de aflicción.

Es imperativo que el sector público asuma su rol y responsabilidad en la supervisión permanente de servicios esenciales, sin olvidar que se privatiza la gestión pero la función sigue siendo pública. Ante su interrupción real o inminente, debe tratarse como una cuestión de seguridad y orden público, bajo una mirada integral de protección y bienestar, con el debido sentido de urgencia.

La vulnerabilidad de nuestro país ante estas situaciones no es un producto del azar, sino de la resistencia a modernizar la gestión de emergencias y a implementar un enfoque proactivo que abarque la mitigación, preparación, respuesta y recuperación; a una gestión fragmentada que nos pasa la cuenta una y otra vez.

Los gobernantes y gerentes deben adoptar una cultura de anticipación y memoria (recordar y aprender), algo que está más presente en siglos pasados que en el Chile más moderno y desarrollado. La historia nos ha enseñado que el olvido no es una opción, pues ahí está parte importante de la inteligencia para determinar las brechas y generar el cambio. Pero eso requiere de voluntad.

Michel De L’Herbe

Consultor en Emergency Management

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