SEÑOR DIRECTOR:
“Los talentos están igualmente distribuidos independiente del nivel socioeconómico”, es la premisa con la que Francisco Javier Gil -académico de la USACH- logró movilizar conciencias, lo que fomentó la creación de iniciativas que enfrentaron uno de los pilares de la injusticia educativa: la inequidad en el acceso a la educación superior. De esta forma, en la USACH se crean vías de acceso como el Propedéutico, modelo que inspira el Programa de Acceso a la Educación Superior, PACE; política ministerial con presencia nacional, que hoy cumple 10 años.
El PACE tiene una notable característica: es una iniciativa que vincula y articula a las universidades con los establecimientos escolares. El impacto es evidente, permitiendo el acceso a estudiantes de estos establecimientos a la universidad. Sin embargo, la influencia de esta vinculación va más allá. Existe un aporte relevante al fortalecimiento de la educación pública desde las universidades, que también ha permitido a estas últimas aprender del mundo escolar, sus complejidades y desafíos.
En esta década, hemos acompañado a miles de estudiantes en su tránsito hacia la educación superior. En la actualidad, el PACE USACH trabaja con 23 liceos públicos, con los cuales ha fortalecido el vínculo, generando una comunidad de aprendizaje. A nivel nacional, está presente en 29 universidades y más de 600 establecimientos, conformando una red que aborda los desafíos de la educación escolar, del acceso y de la permanencia, de manera colaborativa y pluralista.
Políticas como el PACE deben ser reconocidas, replicadas y fortalecidas, para promover la justicia educativa, permitiendo que más estudiantes logren, a pesar de las barreras, desarrollar sus proyectos de vida y ser agentes de cambio en sus contextos.
Dra. Patricia Pallavicini
Vicerrectora Académica de la Universidad de Santiago
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