Pandemia: hora del Estado
El 11 de marzo recién pasado el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la Covid-19 (enfermedad) puede considerarse una “pandemia”, es decir una enfermedad de propagación mundial. Sin embargo, advirtió que esta palabra no debe “utilizarse a la ligera o de forma imprudente”, haciendo un llamado a los gobiernos de todo el mundo a que adopten medidas urgentes y agresivas, recalcando que la máxima respuesta debe ser cuando aparecen los primeroscasos.
Los principales problemas con la enfermedad son, primero, la alta tasa de contagio del virus que la provoca (SARS-CoV2 o coronavirus). Estimaciones preliminares indican que cada persona infectada puede infectar entre dos y tres personas, lo que provoca que un gran porcentaje de la población se contagie (alrededor del 70% según la canciller Angela Merkel). Segundo, el alto número de casos que necesitan hospitalización. Aunque se estima que un 80% de los contagiados tiene síntomas leves o nulos, el 20% restante necesitaría atención médica y acceso a cuidados intensivos (en Chile por ejemplo, más de 1.500.000 personas). Ahora bien, la gravedad de estos estimadores dependen mucho del tiempo. No es lo mismo que 1.500.000 personas estén alguna vez hospitalizadas a lo largo de dos o tres años, que en dos o tres meses. Por lo tanto, las recomendaciones de los expertos se centran en políticas que disminuyan la velocidad de propagación del virus y así evitar la natural saturación de los sistemas de salud, como ha sido el dramático caso de Italia. Aplanar la curva.
Ahora bien, las principales medidas para evitar su rápida propagación son las llamadas políticas de “distanciamiento social”, es decir políticas que impidan a la mayor parte de las personas moverse libremente y entrar en contacto con otros. En el caso de China y los tigres asiáticos (Corea del Sur y Taiwan), quienes han sido citados como casos exitosos por la OMS, extendieron tempranamente la cuarentena a toda la población de las regiones más afectadas, además de aislar a los contagiados en dependencias especiales, para evitar que contagien a otras personas.
La actual emergencia no puede enfrentarse bajo los límites del Estado subsidiario porque el principal responsable de la trayectoria que enfrentemos será el Estado de Chile, y cómo éste logre educar masivamente a la población para el “distanciamiento social”, coordinar las políticas de “distanciamiento social” pertinentes con urgencia, y requerir de todos los recursos de salud, tanto privados como públicos. Por último, apelar una vez más a la conciencia de quienes tienen más poder económico, y por lo tanto más responsabilidad, para que ayuden a enfrentar juntos los costos económicos de lo que viene.
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