Para Entender: Desempleo, expectativas y esperanza
Los datos de desempleo empeoran mes a mes, mientras los trabajadores acocigos a la ley de protección del empleo con contratos suspendidos aumentan semana a semana. Las perspectivas laborales de las personas, con razón, empeoran.
Esta pandemia ha provocado un descalabro en los presupuestos familiares. Y al mismo tiempo que disminuyen sus ingresos, el virus está socavando su confianza. La encuesta Cadem de esta semana es nítida. Las expectativas de empleo están en casi cero (la alternativa muy buena o buena llegó a 3%), y la negativa evaluación económica de su familia supera a la buena evaluación. Algo pocas veces visto.
Los hogares intuyen que el daño puede ser estructural. La pobreza acosa, los compromisos agobian y la incerteza angustia.
Más de 550 mil personas están con contratos suspendidos (se acogieron al seguro de cesantía transitoriamente), lo que se suma al incremento de los despidos. El panorama hoy se ve oscuro. Y la salida aún no se percibe totalmente nítida.
La "buena noticia" es que Chile tiene fortalezas. Los años de hacer las cosas bien, de las buenas iniciativas privadas que trajeron crecimiento, de la sólida institucionalidad y de autoridades serias, permitieron contar hoy con ahorros, un aún relativamente bajo nivel de deuda, una credibilidad internacional y un banco central autónomo de lujo. Además, las actuales autoridades han adoptado medidas paliativas. Una de ellas es la poco comprendida ley de protección del empleo, que en abril evitó unos 180 mil despidos adicionales, según datos oficiales.
Todos estas "buenas noticias" parecen conceptos fríos, alejados del día a día de los hogares. Pero aunque cueste creerlo, esas fortalezas que menciono ponen a Chile en un mejor pie. Ya lo dijo un banco de inversión la semana pasada que prevé que Chile será el único país de la región que se recuperará antes de 2022.
Es cierto que dependemos de una recuperación económica en forma de V -rápido crecimiento- para terminar con el escenario recesivo, y eso no está exclusivamente en las manos nuestras. Pero las fortalezas mencionadas anteriormente permiten estar, al menos, esperanzados.
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