Para Entender: Piñera a la búsqueda de un nuevo círculo de confianza
De un momento a otro, el Presidente Sebastián Piñera se vio rodeado de un conjunto de colaboradores que no era de su exclusiva confianza y con los cuales no existía la complicidad que producen los años de trabajo en política, una campaña electoral o simplemente un “carrete” con vino y karaoke.
De un momento a otro, el Mandatario comenzó a toparse en los pasillos del Segundo Piso con caras no tan conocidas.
De un momento a otro, algunas de sus decisiones –aunque no fueran relevantes- comenzaron a filtrarse.
Salvo su ministro Gonzalo Blumel y el inmortal Cristián Larroulet, Piñera –en plena crisis por el Covid 19- se vio junto a una jefa de gabinete (Josefina Movillo) sin experiencia política, un jefe de prensa (Alfonso Peró) con el cual no había química -ambos cargos piezas claves del andamiaje presidencial-, y un joven asesor político (Benjamín Salas) con quien comenzó a trabajar en 2018.
El estallido social y otras circunstancias habían hecho alejarse uno por uno a sus personas de confianza: su primo Andrés Chadwick (quien pasaba más en el despacho presidencial que el de Interior); su vocera Cecilia Pérez (quien muchas veces era su cable a tierra); el ex jefe de la Secom, Jorge Selume (a cuyo padre Piñera es cercano); su ex jefa de gabinete Magdalena Díaz (hija de uno de sus mejores amigos, Pedro Pablo Díaz)), y su ex jefe de prensa Juan José Bruna (quién lo acompañó cuatro años en Apoquindo 3000, en la campaña y en estos dos primeros años de gobierno).
Pero es sabido en política que cuando en el círculo hay desconfianza, hay que mover piezas rápido.
Así lo hizo, por ejemplo, Ricardo Lagos, cuando casi pierde la elección en primera vuelta en 1999, llevándose a su primogénito, Ricardo Lagos Weber, al comando de la segunda vuelta. Así lo hizo Michelle Bachelet, en pleno caso Caval, blindándose con el trío conformado por Ana Lya Uriarte, Haydee Rojas y Madmud Aleuy
Y así lo hizo Piñera esta semana.
El Mandatario decidió sacar de sus funciones como jefe de Comunicaciones a Peró, y en su lugar, regresará Carla Munizaga, su jefa de prensa histórica que lo acompañó en gran parte de su extensa carrera política y durante su primer gobierno.
A ello se suma el regreso anticipado de Magdalena Díaz a su antiguo puesto, quien se había instalado -por razones personales- por algunos meses con su familia en Miami y que retoma sus funciones en las próximas semanas.
Si bien el jefe o jefa de prensa, o el jefe o jefa de gabinete de un Presidente, no tienen la investidura ni la oficina de un ministro, un subsecretario o un jefe de servicio, muchas veces cuentan con más poder -y manija política- que ellos.
Por sus manos, no sólo pasan las llamadas, reuniones, entrevistas, actividades y pautas; de ellos dependen cosas más importantes, como un consejo o una maniobra política.
La pregunta es: ¿vendrán más cambios? Y aunque no hay una respuesta 100% segura, sí hay una pista poderosa: algunos inquilinos de su primer gobierno ya han recibido llamados.
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