Paridad de género y nueva Constitución

Viernes 15, 2.25 am. Parlamentarios y presidentes de partidos anuncian el "Acuerdo por la paz social y la nueva Constitución".


Durante estos días, tras el anuncio del Pacto por la Paz Social y la Nueva Constitución comenzó a discutirse quiénes deben integrar el órgano constituyente que se elegirá en abril próximo. Y se ha escuchado con fuerza que esta nueva Constitución no puede elaborarse sin una participación protagónica de mujeres y pueblos indígenas. En estas líneas quiero referirme a la representación de las mujeres.

En Chile, las mujeres alcanzan el 51% de la población. Somos así más de la mitad de las inteligencias y las capacidades del país que día a día contribuimos a su desarrollo, al mismo tiempo que seremos más de la mitad de las personas que viviremos bajo la vigencia de la nueva Constitución. Por esta razón, resulta imprescindible que en el órgano constituyente exista paridad de género. La paridad que algunos y algunas queremos es más que cuotas y consiste en una medida de justicia que entiende al poder político como un espacio compartido igualitariamente entre hombres y mujeres y, por ello, busca incidir en el resultado de la elección. Las cuotas, por su parte, son medidas temporales de acción positiva, destinadas a compensar las asimetrías en las posibilidades de acceso a los órganos representativos mediante la inclusión de mujeres en las listas de candidatos, pero que no siempre han sido efectivas en garantizar una igualdad en el resultado.

Además de la igualdad real, otras razones en favor de la paridad son el fortalecimiento de la democracia, la mirada que las mujeres pueden aportar al proceso constituyente y el reforzamiento de la legitimidad de la nueva Carta. La paridad está íntimamente vinculada con la democracia puesto que busca el ideal de igualdad de las personas, de hombres y mujeres. Y, a su vez, pretende corregir los déficits de la democracia representativa en cuanto a la elegibilidad de las mujeres. Cualquier infrarrepresentación de las mujeres constituiría una pérdida para la democracia y el proceso constituyente. Las mujeres son portadoras de trayectorias, experiencias y perspectivas cuya exteriorización pública y política es fundamental en el nuevo pacto para formar y priorizar los intereses y las necesidades del conjunto de la sociedad.

Lo que se debate en este momento no es una ley más, sino la Constitución. El contexto que rodea esta discusión no es uno cualquiera, sino uno cruzado por demandas sociales de cambios profundos para Chile. Por ello es indispensable considerar que dichas transformaciones serán mejor aceptadas si las mujeres participan en ellas en la misma medida que los hombres. Así, la paridad aparece como un medio más que permitirá dotar de legitimidad a la futura Constitución.

El desafío político próximo, para los partidos políticos y para la propia comisión técnica, es que la apuesta por la paridad esté contenida en el proyecto de reforma constitucional que permitirá transitar democrática, institucional y legítimamente hacia una nueva Constitución.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.