Parisi: ¿un mito chileno?
Por César Barros, economista
La campaña de Parisi me recuerda un panfleto escrito en 1819 del teólogo, filósofo y también economista inglés -algo extravagante- Richard Whately, titulado “Historic Doubts relative to Napoleon Buonaparte”.
En él plantea las dudas sobre la existencia de Napoleón Bonaparte. Explica que todo sobre este hombre es inaudito, inédito y sorprendente, y ejemplos no le faltan. Arma un gran ejército para invadir Egipto, pero es vencido. Luego en Italia forma otro que es derrotado en Magnano, Trevi y Novi. Luego, los franceses, que no se cansan de confiarle a sus jóvenes para que arriesguen sus vidas en aventuras bélicas de más que dudosa sensatez, le autorizan a formar nuevos ejércitos, que después de diversas victorias son derrotados completa y trágicamente en Rusia y en España, pierde su escuadra en Trafalgar y finalmente es superado en Leipzig.
Y sus enemigos resultan ser tan inocentes que, a pesar de tanta muerte y tiranía, lo destierran a la isla de Elba, a solo kilómetros de Francia. El personaje escapa, y vuelve a Francia, donde lo reciben con los brazos abiertos y le entregan otro gran ejército -los franceses le tienen una fe indestructible- que finalmente es derrotado en Waterloo. El reverendo Richard Whately se pregunta si está locura de derrotas, sufrimiento y muerte de una generación completa de franceses pudo hacer todo esto posible: simplemente no es creíble. Debe tratarse de un mito que se debe analizar seriamente. Y duda, por lo tanto, de la existencia misma de tan mítico personaje.
Bueno, y siguiendo al reverendo Whately, yo pongo en duda la existencia de Franco Parisi. Se presenta en la elección pasada y es derrotado por paliza. Sin embargo, se presenta de nuevo ahora, no participa en foro alguno y tampoco se deja entrevistar por la prensa escrita o por la televisión. Todo en su campaña es virtual, y nadie puede estar seguro de que es él quien aparece y desaparece de las redes sociales. Pero los chilenos -como los franceses con Napoleón- a pesar de sus deudas maritales, de juicios económicos diversos y de acusaciones de afrentas por parte de alumnas suyas, triunfa en el norte de Chile, en el bastión tradicional de la izquierda chilena.
Pero no solo eso (como en el caso de Napoleón, todos los eventos de Franco Parisi son inauditos, inéditos y sorprendentes), después de la primera vuelta presidencial los dos candidatos vencedores tratan de asimilar su programa y de parecerse a él. Incluso -se rumorea- uno de ellos habría viajado a verlo a los mismísimos EE.UU. Y la guinda de la torta: quien nunca fue a un foro, nunca dio entrevistas a los medios conocidos y jamás hizo campaña puerta a puerta, ahora, él solito, interrogará sobre sus programas -y separadamente- a Kast y a Boric, ¡quienes acceden!, para así tomar la decisión de apoyar a alguno o a ninguno, y donde, posiblemente, les exigirá cambios no menores en sus programas de gobierno (otro atrevimiento inaudito, insólito y sorprendente). Un interrogatorio que será seguramente un hit de sintonía nacional (también será transmitido por redes sociales, nunca en vivo y en directo) y tendrá -una vez más- un resultado, inédito, inaudito y sorprendente.
Por lo tanto, no es descabellado pensar que Franco Parisi no exista. Que es solo un ser de la mitología chilena, como Pedro Urdemales, el Culebrón, el Trauco, la Pincoya y los Imbunches. Porque en un país -o República- como el chileno, miembro de la OCDE, con rating de solvencia A-, es imposible que algo así pueda estar sucediendo.
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