Participación ciudadana vinculante, nada menos

participación ciudadana


Por Alejandra Sepúlveda, presidenta ejecutiva de ComunidadMujer

Este domingo inicia funciones la Convención Constitucional paritaria, rodeada de expectativas y con el mandato ciudadano de proponer los fundamentos del bien común y de un pacto social que sea incluyente, plural y duradero.

A este momento histórico de deliberación y decisión política, las mujeres electas llegan empoderadas por su presencia equilibrada en el órgano constituyente, la posibilidad cierta de que una de ellas presida la mesa directiva y que el reglamento para normar su funcionamiento y estructura orgánica asegure su incidencia en el debate amplio y la toma de decisiones.

La académica Kathya Araujo analiza, en Ciper, el momento del feminismo en nuestro país, que pasó de ser una “pequeña fuerza disruptiva que tuvo que luchar permanentemente para tener algún espacio en Chile” a adquirir “un poder social” inédito. Dejamos de ser protagonistas no reconocidas de las transformaciones sociales en la historia y eso conlleva un nuevo desafío: “reflexionar cómo se va a ejercer ese poder e integrar el pluralismo”, para sostener los avances y evitar su retroceso, como ha ocurrido en el Brasil de Bolsonaro.

La tarea es lograr una adhesión transversal a las demandas por la igualdad de género como avances estructurales para la vida en sociedad y la democracia. Traducir la fuerza que las mujeres han expresado en manifestaciones multitudinarias y espacios de conversación abierta, donde también estén presentes las que no suelen marchar.

Escuchar e integrar a quienes piensan distinto es un ejercicio de tolerancia y diálogo sin precedentes, importante dentro de la Convención y fuera de ella. En cualquier caso, la participación ciudadana es un gran reto. Sabemos que está en una fase de desgaste por la imposibilidad real de involucrarse y/o la falta de interés, como evidenció la alta abstención en las pasadas elecciones. Por ello es fundamental repensar sus herramientas, para que permitan el involucramiento activo de las personas en toda su diversidad, acomodando las metodologías, también, a lo que las mujeres estamos viviendo: sobrecarga de roles de cuidado, entre otras situaciones agudizadas por la pandemia.

Aún no se conoce cómo la Convención va a implementar la participación ciudadana. Con todo, es claro que ésta debe ser vinculante, nada menos. Y contemplar una entrega y devolución, si realmente se quiere crear sentido de pertenencia y propósito país. Así lo entendemos las organizaciones que estamos impulsando iniciativas en esta línea.

Debemos aprender del proceso constituyente de Bachelet, entonces solo una promesa. Porque si vamos a participar y nos vamos a involucrar, que sea porque podemos incidir en las decisiones y no quedarnos solo en la entrega de informes sistematizados sin impacto. Hay muchos dolores y grietas que sanar que han erosionado nuestra confianza y cohesión social. La oportunidad de comenzar a reparar es ahora. Nos tomará un tiempo que vale la pena.

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