El peligro de la metáfora

lastesis


"El violador eres tú. Son los pacos, los jueces, el Estado, el Presidente. El Estado opresor es un macho violador, el Estado opresor es un macho violador. El violador eres tú". Estas son algunas estrofas del texto que Las Tesis han puesto en escena en distintos países del mundo.

Sin duda la performance ha generado impacto mundial, pero ¿cuál es el mensaje que busca transmitir? Más allá de condenar la violación, el texto instala la idea de que todo hombre, toda institución del Estado es un violador. Este mensaje tiene a lo menos dos problemas. El primero tiene relación con la banalización de la violación. Si todo es una violación, si todos los hombres son violadores, entonces ¡nada es violación, nadie es violador!

Poner al mismo nivel el machismo, el conservadurismo y la violación no solo es un error conceptual, sino que es injusto para quienes de verdad han sido víctimas de violación, además de no ayudar en nada a la causa feminista. No es lo mismo que te peguen a que te digan un piropo ordinario, no es lo mismo que te violen a que te agarren el poto en la micro. Tratar de violador a todos los hombres no solo es injusto con ellos, sino que además perjudica nuestra causa, pues para avanzar necesitamos a los hombres de aliados y no de enemigos.

Tampoco es lo mismo una violación a una injusticia cometida por un ente estatal. Si la culpa es del Estado, ¿entonces cuál es la responsabilidad del verdadero violador? ¿No es éste otra víctima del Estado opresor? ¿Cuánto sirve a nuestra causa el considerarnos siempre cómo víctimas? Si los hombres fueran los únicos responsables, sería mucho más fácil avanzar. He aquí el segundo problema.

Si todos los hombres son violadores, entonces ¿en qué convierte eso a las madres?, ¿en criadoras de violadores? Nadie puede negar el rol que cumplen las madres en la formación de sus hijos y en la transmisión de la cultura. Nuevamente, no todos nuestros hijos son violadores. Pero sí debemos reconocer que, si todavía hay machismo es en parte gracias a nosotras las mujeres, que criamos a nuestros hijos con sesgo de género.

Nuestra causa no se agota con los abusos sexuales, es mucho más profunda. Nuestra causa busca redefinir lo que es un hombre y una mujer, solo así desaparecerán las asimetrías injustas de género. Este cambio de mirada no solo debe producirse en los hombres, sino también en nosotras las mujeres. Una redefinición de la mujer exige un cambio en la forma de concebir al hombre, y es aquí donde hoy está la mayor dificultad. En esta nueva comprensión de la mujer, los hombres deben construir su nueva identidad y nosotras debemos ser parte de esa construcción.

La causa feminista es demasiado importante para ser banalizada. Debemos salir del eslogan, no caer en caricaturas, debemos avanzar de la protesta revolucionaria a la acción estratégica, de lo contrario corremos el riesgo de quedarnos nuevamente en lo estético.

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