Perfeccionamientos al permiso de vacaciones
Es momento de lograr mejores equilibrios entre las legítimas expectativas de la población de poder vacacionar versus la necesidad de reducir los riesgos de propagación del virus.
Esta semana un total de diez comunas -desde el norte, hasta la zona sur- tuvieron que entrar a cuarentena, ante el avance implacable del coronavirus, que ayer registró 4.600 nuevos casos. Entre las localidades que estarán bajo confinamiento se encuentran tres especialmente turísticas, Pucón, Frutillar y Lago Ranco, lo que anticipa graves trastornos para los veraneantes y un desolador escenario para la industria turística. Ya hay voces que se han levantado airadamente en contra de estas medidas -incluso mediante la realización de protestas-, haciendo ver a la autoridad la necesidad de flexibilizar las normas sanitarias para evitar una debacle social.
A pesar del deterioro en los indicadores sanitarios -lo que se ha traducido en que algunas regiones ya se encuentren a tope en el uso de sus camas críticas-, el gobierno ha decidido mantener por ahora el permiso de vacaciones, sin perjuicio de eventuales restricciones que se puedan introducir si los requerimientos de la salud pública así lo exigen.
Transcurridas algunas semanas desde que los permisos de vacaciones se están otorgando -más de un millón de personas ya lo ha solicitado-, han quedado a la vista sus bondades y la necesidad de mantenerlos, pero también sus inconvenientes, en particular porque en este momento hay más de 70 comunas bajo cuarentena, lo que supone que cientos de miles de personas no podrán hacer uso de su permiso. Esto conlleva múltiples implicancias, que la autoridad no debería pasar por alto. Desde luego, crea una situación discriminatoria entre quienes sí podrán salir a descansar, y aquellos que no podrán hacerlo. Más allá de que esto sea una consecuencia no deseada, el hecho es que estos permisos no están pensados para el mero esparcimiento, sino que ante todo buscan entregar una válvula de escape a las personas como una forma de contribuir al bienestar de la salud mental. Sin alternativas de recreación, hay un alto riesgo de que la disposición para seguir cumpliendo con medidas de resguardo a lo largo del año puede decaer sensiblemente.
Parece ser momento entonces de revisar la forma en que operan estas autorizaciones para lograr mejores equilibrios entre las legítimas expectativas de la población de poder vacacionar versus la necesidad de reducir los riesgos de propagación del virus.
Bajo las actuales reglas del permiso vacacional, todos quienes se encuentren en comunas en Fase 1 -vale decir, en cuarentena a lo largo de toda la semana- no podrán hacer abandono de ella (tampoco ningún foráneo podrá hacer ingreso a ella). Esta restricción, aun cuando atendible en el esquema del plan Paso a Paso de aplicación general, resulta menos entendible cuando se trata de un permiso de vacaciones. Una forma de congeniarlo sería estableciendo que se pueda hacer abandono de la comuna -y eventualmente trasladarse a otra incluso en Fase 1- siempre y cuando esa persona tenga un PCR negativo, lo que reduciría el riesgo de propagación.
Otro escenario que ha comenzado a repetirse son comunas típicamente vacacionales, que súbitamente entran en Fase 1. Quienes se encuentran en este caso, tienen la posibilidad de retornar a sus hogares gracias a un permiso especial, y lo esperable es que la mayoría lo haga antes de que entre en vigencia la cuarentena. Con todo, el solo hecho de haber estado en una zona de alta circulación viral aumenta la probabilidad de haber sido contagiado, lo que desde luego representa un riesgo para los vecinos de las comunas a las que se retorna. En beneficio de la salud de todos, en casos así quienes retornen deberían hacerlo con un PCR negativo, o bien asegurando que cumplirán estricta cuarentena una vez de regreso, tal como por lo demás ocurre con quienes retornan desde el extranjero. Aunque se trate de una medida tediosa, ello daría más tranquilidad de que el permiso de vacaciones no potencie los contagios.
También podría ser la oportunidad para revisar otros aspectos asociados al permiso, como por ejemplo si en el caso de regiones saturadas en camas UCI debería seguir autorizándose la entrada de turistas, y evaluar fórmulas para atenuar el impacto que provoca el desplazamiento de grandes volúmenes de personas hacia localidades aledañas a aquellas que se encuentran en cuarentena.
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