Perfeccionamientos al sistema de admisión escolar
Los diagnósticos que se han recogido en la mesa técnica constituyen un buen punto de partida para introducir mejoras. Abrirse al mérito, o tener mecanismos que acerquen a las familias con los proyectos educativos, serían pasos importantes.
En el marco de la mesa técnica constituida para identificar medidas de optimización y mejora al Sistema de Admisión Escolar (SAE) -ello fue parte de los acuerdos alcanzados durante la tramitación de la ley de Presupuestos 2025-, distintas agrupaciones han hecho llegar sus puntos de vista respecto de los aciertos así como los problemas que se han identificado en dicho sistema, diagnósticos que constituyen un buen punto de partida para efectos de las propuestas que la mesa deberá entregar próximamente a los parlamentarios.
El SAE fue introducido como parte de la Ley de Inclusión con el fin de asegurar mayor equidad en la selección escolar, de modo que todos los establecimientos que reciben fondos públicos se ajusten a un sistema centralizado donde la selección ya no quede sujeta a factores socioeconómicos, académicos o ideológicos. En aquellos establecimientos donde existan más postulantes que cupos disponibles, se lleva a cabo un sorteo -que algunos han caracterizado como la “tómbola”-, si bien el sistema considera algunos criterios de prioridad, como hermanos, apoderados funcionarios y una cuota de estudiantes prioritarios.
El sistema buscó hacer más justo el sistema para las familias, evitando las tediosas filas a fin de año para conseguir un cupo y facilitando que toda la información estuviese disponible en un solo lugar. Y si bien un porcentaje importante de los alumnos que postulan quedan en los colegios de su primera o segunda preferencia, se pueden apreciar que siguen existiendo importantes espacios de disconformidad en las familias.
Uno de los mayores flancos de frustración deriva de la insuficiente cantidad de colegios de alta calidad, lo que se refleja en que alrededor de la mitad de las primeras preferencias se concentran en poco más del 10% de los establecimientos. Desde luego, sería necesario avanzar en remover las actuales trabas para crear colegios con financiamiento público, pero también es un hecho que distintos estudios han mostrado que las familias aprecian altamente el mérito académico como un factor positivo de discriminación para efectos de acceder a un cupo, especialmente en aquellos colegios de su preferencia. Sería un avance importante que en el marco de las propuestas que hará esta mesa el mérito vuelva a tener un espacio en la selección, no solo porque ello sintoniza con el sentido común de las familias, que lo ven como un elemento de elemental justicia, sino porque premiar el esfuerzo de los alumnos retroalimenta positivamente el sistema educacional. Para el caso de los llamados liceos emblemáticos, el SAE ha traído una serie de consecuencias adversas, y de allí que, tal como reconoció una de las expositoras, el mérito debería conversar mejor con la integración social.
Un diagnóstico bastante compartido entre quienes han expuesto en la mesa técnica es la necesidad de que el SAE introduzca mecanismos que permitan un mayor acercamiento entre las familias y los proyectos educativos, ya que en varios casos se ha podido apreciar que una parte importante de los alumnos y las familias seleccionadas o bien no conocen o no comparten el proyecto educativo del establecimiento, lo que naturalmente es un problema para todas las partes.
El debate en torno a los efectos positivos y problemáticos del SAE es amplio y probablemente requeriría un debate mucho más extenso que el que se podrá tener en estos meses, pero desde ya sería un buen punto de partida comenzar a introducir necesarios perfeccionamientos.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.