Periodismo objetivo

Micrófonos


Por Juan Carvajal, periodista y ex director de la Secom

En el último tiempo se ha reposicionado la discusión sobre la supuesta “objetividad” que deben tener los medios y los profesionales de la prensa. Es evidente que el convulso proceso que ha vivido Chile desde el estallido social, la pandemia en curso y el inminente comienzo de la Convención Constitucional, han incentivado la discusión sobre el tema y por ello es fundamental poner esta materia en su verdadero contexto.

Lo único objetivo en el campo de la información y la noticia son los hechos. Todo el resto tiene el natural y comprensible tratamiento que pasa o se determina por la propiedad del medio, por los intereses económicos que puede afectar una información o denuncia, por las o los posibles involucrados o por la sensibilidad del profesional que cubre una noticia. De otra perspectiva, no es posible obviar tampoco que este también es un tópico ligado a la concentración económica, a que muchos de los medios dependen de grandes consorcios que en el campo de la comunicación forman parte de una dinámica competencia por el rating, la sintonía o lectoría de los mismos, que los hace depender de la publicidad para su viabilidad en el mercado.

Por lo tanto, los verdaderos temas en discusión deberían ser aquellos ligados a cómo se cautela el carácter pluralista de la sociedad, de la cultura, de una mejor promoción de las libertades de expresión y comunicación y, por sobre todo, cómo esto se materializa en una efectiva libertad de prensa que garantice que lo acontecido se conozca de manera oportuna, veraz y adecuada para la ciudadanía. Por ello, el principio de acceso a la información pública debe profundizarse, pues es un complemento indispensable de la libertad de investigación y de expresión de la prensa. En un mundo sobresaturado de información, en el que Internet y las redes sociales cumplen hoy un rol de independencia informativa nunca antes vista, lo que se requiere es garantizar que el receptor se entere adecuadamente de los hechos, que la dinámica de las fake news no instale lecturas distorsionadas de la realidad que afectan la credibilidad y una adecuada convivencia, como ha sucedido, por ejemplo, con todo lo relacionado con el origen y desarrollo de la pandemia del Covid-19. Este último es un caso típico en donde los medios tradicionales y el propio Estado deben cumplir un rol de clarificación en una materia que afecta a la salud de las personas.

Esta naturaleza plural y diversa es la que debe formar parte de los principios rectores del nuevo orden constitucional y el rango que adquiere la promoción del acceso a la información y la libertad de expresión sin censura previa sometida solo a los marcos de la responsabilidad que fije la ley. Así las cosas, más allá de la inconducente discusión sobre el “periodismo objetivo”, lo fundamental es la libertad de prensa, donde a su vez cada medio asuma con transparencia su propia línea editorial, garantizando la pluralidad y el espacio para todas las expresiones.