Perú: cuando el civismo y el futuro del país sí importa
Carlos Escaffi es analista internacional, gerente de Imaginacción Perú y profesor de la PUCP.
Perú decide el futuro del país para los siguientes cinco años en un clima de incertidumbre, pues los resultados de las actas procesadas, según la Oficina Nacional de Procesos Electorales – ONPE- son bastante ajustados. Existe, de manera literal a la emisión de esta nota, no solo un empate técnico, sino también estadístico. En un inicio venía imponiéndose la líder de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, respecto de Pedro Castillo de Perú Libre. Ahora, Castillo se impone respecto de Keiko por décimas, las que eventualmente serán las que determinen el esperado y ansiado resultado, que será revisado voto a voto.
Pero más allá de los resultados que se irán decantando entre hoy y mañana, lo que no puede pasar desapercibido respecto de la región latinoamericana, es el compromiso mostrado no solo por los millones de peruanos que fueron a expresar su voluntad democrática, sino que sustantivamente por los adultos mayores que el domingo se hicieron notar históricamente, dejando un importante señal y gesto de civismo democrático a las siguientes generaciones.
Sin embargo, hoy lo que está en juego en Perú es que Pedro Castillo o Keiko Fujimori, según se impongan él o ella, entiendan que recibirán una nación polarizada, ideologizada e influenciada por populismos de izquierda y también de derecha. Como lo señala Samuel Huntington, el populismo carismático nace precisamente luego de un fuerte periodo de crisis o movilización social. Cuando el ciudadano está harto, cansado y agobiado. En esta contingencia, dicha condición se cumple.
La tarea será implementar un gobierno de unidad que tenga como prioridad colocar a los peruanos al centro, cerrar brechas y también fracturas sociales. El llamado es a la reconciliación nacional.
Finalmente, el siguiente gobernante del Perú deberá enfocar su gestión en una real y sincera labor de inclusión social, con foco en acceso a la salud, educación, reactivación y reforma económica, resolución de conflictos sociales, carencia no solo de oxígeno, sino también de ingresos formales, pero la principal atención deberá estar puesta en la generación de paz social y unificación del país, y claro, no perder el espacio ganado en cuanto a seguir constituyéndose como un atractivo destino de inversión extranjera.