Piñera le habla a Piñera
Por Paulina Vodanovic, presidenta de Horizonte Ciudadano
“El desorden, la división, los conflictos y la confusión que existe hoy día en el gobierno (...) le ha causado un grave daño a Chile y a los chilenos, y muy especialmente a las familias más vulnerables y a los sectores de clase media. Hoy día la solución no es un cambio de gabinete”.
Así afirmaba en agosto de 2017 el candidato líder en las encuestas, Sebastián Piñera. Pero otra cosa es con guitarra, especialmente sin el cobre a US$ 4 la libra. Cual cuento de Charles Dickens, la afirmación del candidato Piñera se le aparece como el fantasma de las pachotadas pasadas al actual ocupante del Palacio de La Moneda.
Y es que en esta gestión, Piñera ha fallado en lo más elemental: comprender e internalizar que las políticas públicas y las medidas de gobierno tienen por objeto proteger la vida de las personas, asegurando su subsistencia y entregando herramientas y oportunidades para mejorar sus condiciones de vida de forma sostenible.
Queremos creer que el equipo formado en Apoquindo 3000 tiene esas intenciones. Sin embargo, la ejecución política menos que insuficiente, y el diagnóstico político y social erróneo que daría para análisis universitario, dejan esa duda en el ambiente.
No se trata sólo de que a más de dos años de gobierno las promesas de protección a la clase media no hayan pasado de anuncios; ni de que a siete meses del estallido social no sea público el nombre de los carabineros que dejaron ciegos a Fabiola Campillai y Gustavo Gatica; ni de que a más de 4 meses desde el primer caso de Covid-19 en Chile aún no exista una idea clara de cómo alcanzar una trazabilidad fiable. Se trata, además, de la incapacidad ideológica de entender qué necesitan nuestras familias para seguir avanzando en dignidad.
Por lo mismo, sea cual sea el peso político del nuevo gabinete, se ve difícil que haya un cambio de timón respecto de dogmas economicistas o del tipo de aproximación a la realidad. El portador de la réplica de la piocha de O’Higgins busca afirmar su piso político de cara a su coalición, pero dando la espalda a los millones de compatriotas que, desempleados, empobrecidos y enfrentados a una pandemia, solo ven en el Congreso la esperanza de contar con algo de apoyo.
El plebiscito de octubre abre un camino de cambio estructural en democracia. Esperamos que ayude a disponer, al fin, de una hoja de ruta para Chile. Pero respecto a la conducción del gobierno, ¿qué pensará Sebastián Piñera de lo que dijo hace casi tres años atrás? “La verdadera solución no es cambiar personas, es cambiar el gobierno”.