Plan de Emergencia Habitacional

Expertos apuntan a que mientras las viviendas sociales aumentan su tamaño, las del sector privado disminuyen.


SEÑOR DIRECTOR:

La información que destaca la prensa sobre la dificultad en lograr la meta de 260 mil viviendas propuestas por el gobierno para enfrentar el déficit habitacional es una mala noticia.

Existe consenso nacional sobre que el Plan Emergencia Habitacional constituye y responde a una urgencia. Nadie puede estar ajeno a ello, pero su éxito dependerá de que, para situaciones extraordinarias, se debe tomar medidas extraordinarias.

Los que conocemos la industria, teníamos claro que, aún en tiempos de mayores certezas y estabilidad, el desafío era complejo.

La urgencia es una calificación vinculada a plazos, priorización y en este caso, además, en la subordinación de algunas acciones habituales respecto a otras más ágiles. Es en este punto donde creemos se presenta el principal obstáculo para alcanzar la meta planteada.

No es posible pensar alcanzar una cantidad de viviendas, tan ambiciosa como necesaria, con la misma estructura y procesos administrativos con que se opera en períodos normales. No es comprensible proponer plazos de aprobación y permisos, dos y tres veces, superiores a los de ahora.

Ahí es donde está la mayor dificultad. El aparato de gestión del Estado, como sistema, ha replicado los modos de gestión, control y aprobación heredados de años con otras metas o prioridades y no se ha puesto, definitivamente, en modo “emergencia habitacional”. Si bien se proponen vías rápidas, como las viviendas industrializadas, un simple cálculo de capacidad productiva de esa industria indica que no será suficiente.

Si lo urgente es cantidad con calidad y adecuadas soluciones de centralidad y equipamiento, no podemos poner barreras ni mayores exigencias a propuestas y soluciones diversas. Desde el sistema estatal se requiere de una mirada y procedimientos distintos, abordando las aprobaciones necesarias y los permisos fuera de las lógicas y procesos actuales poniendo énfasis en vías rápidas dentro obviamente de las disposiciones legales vigentes. En otras palabras, saltándose la fila, pero con permiso.

En lo inmediato, no tenemos dudas que los profesionales y empresas del área en conjunto, sumado a la voluntad de un Estado dispuesto a levantar esas barreras en virtud de la urgencia, podremos encontrar caminos más expeditos para acercarnos a resolver el déficit habitacional, convertido ya en un desafío país.

Juan Sabbagh P.

Presidente

Asociación de Oficinas de Arquitectos

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