Plan de Empleo: un aporte a la confianza

Construcción

El efecto real de este esfuerzo en el empleo se manifestará una vez que se comiencen a ejecutar las obras anunciadas. En ese sentido, será muy importante que el gobierno informe regularmente de los avances desde cada una de las reparticiones involucradas.



El sector de la construcción es, claramente, uno de los más afectados por la crisis económica y de empleo que vive el país. De acuerdo con el recién asumido presidente del gremio de los constructores, el impacto que ha debido enfrentar el sector, solo por el cese de obras, es de más de US$ 2,4 mil millones a la fecha. Los efectos en muchas empresas ya comienzan a manifestarse: renegociaciones de pasivos, paralizaciones y otros, cuyo impacto preocupa.

La recuperación de este sector está muy asociada a la efectividad de las decisiones que se tomen a nivel del gobierno para imponerle nuevamente un ritmo a la inversión, sea esta en obras de infraestructura -pública o privada- o vivienda, en sus diferentes acepciones.

Los fondos para ello, al parecer, estaban disponibles -no siempre es así, y la carencia de recursos suele ser argumento para justificar una velocidad de ejecución menor a la deseada- a través del Fondo COVID, del cual se destinarían a inversión en el sector del orden de US$ 4,5 mil millones adicionales al presupuesto público. Esto activó las expectativas respecto de los llamados a licitación de proyectos más allá de la actual cartera de los ministerios involucrados -MINVU, MOP, MINAGRI, MTT y Subdere- y abrió una vía factible para generar más de 250 mil empleos en los próximos 18 meses, un aporte significativo para reducir el nivel de desempleo.

Sin embargo, y tal como consignó hace unos días una radio de la capital, la DIPRES habría reducido esta cifra, limitando los recursos disponibles del Fondo a US$ 2,97 mil millones, cifra sensiblemente menor que lo anunciado por el ministro de OO.PP. ante el Consejo de Políticas de Infraestructura en agosto. Aun así, el masivo anuncio de licitaciones -convocadas en agosto y septiembre a través de medios de prensa-, es un buen augurio de la disposición de las autoridades a avanzar rápido para generar condiciones que reactiven el sector de la construcción y contribuyan a generar empleo.

Cumplido el primer paso, que esperamos alcance a cifras relevantes como las inicialmente anunciadas, será necesario asegurar la fase de adjudicación, instalación de faenas e inicio de obras, en el entendido de que los proyectos licitados son aquellos que tienen ingeniería de detalle y las aprobaciones necesarias para llevarse a cabo. El compromiso de las autoridades fue recurrir a proyectos que tuviesen esas características, facilitando así la certidumbre y transparencia de la medida.

El efecto real de este esfuerzo en el empleo se manifestará una vez que se comiencen a ejecutar las obras anunciadas. En ese sentido, será muy importante que el gobierno informe regularmente de los avances desde cada una de las reparticiones involucradas, de modo de compartir con la ciudadanía sus resultados, especialmente entre quienes buscan trabajo. Distinto es invitar a quienes no tienen empleo a esperar, cuando esa espera tiene visos de concretarse en algo cierto, que formular esa invitación ante los sectores empresarial y de trabajadores escépticos e incrédulos frente la efectividad de las medidas llevadas a cabo. De acuerdo con el estado de ánimo imperante, generar confianza solo será posible si se coincide en una mirada de futuro y se demuestra que las acciones emprendidas apuntan en esa dirección, a partir de sus propios resultados.

-El autor es director ejecutivo del Consejo de Políticas de Infraestructura