Plaza Italia: cae el principal símbolo del estallido social
Son muchos los signos que hablan del cambio que está viviendo el país, que se ha ido alejando en forma muy nítida desde las ideas refundacionales que marcaron el estallido social hacia visiones más conservadoras, donde las nociones de orden y seguridad, que se vinculan a la derecha política, se instalan como primeras prioridades de la población.
Si bien este es un cambio que se viene asentando desde el triunfo del Rechazo en el plebiscito de salida y luego con la elección de los nuevos constituyentes, a diario aparecen señales que siguen sorprendiendo respecto de la intensidad con la que el país ha dejado atrás el llamado “octubrismo”, o la idea de querer arrasar con todo lo que se había construido desde el regreso a la democracia. Hoy, por el contrario, parece existir un claro malestar respecto de todo lo que el estallido social reflejó.
Esta semana, sin más, se conoció un nuevo antecedente al respecto y que dice relación con la Plaza Italia, lugar especialmente simbólico ya que fue donde se concretaron las principales manifestaciones de apoyo y también episodios de violencia del estallido social, razón por la cual la izquierda ha intentado convertirla casi en una suerte de santuario de sus ideas. Incluso algunos sectores comenzaron a hablar de cambiarle el nombre a “Plaza Dignidad” y la necesidad de erigir un memorial en honor a las víctimas de violaciones a los derechos humanos durante la convulsión social.
Pues bien, nada de esto parece estar hoy en la mente de la mayoría. De acuerdo con la última encuesta Cadem, el 86% de la población está en contra de que se llame Plaza Dignidad y la mayoría prefiere que siga siendo la Plaza Italia. Al mismo tiempo, el 75% no está de acuerdo con que ahí se construya un memorial. De esta manera, la izquierda puede dar por perdido el último bastión del octubrismo, algo que, sin duda, es una derrota muy fuerte. Interesante resulta el hecho de que al desglosar entre quienes le llaman Plaza Italia, figura que el 52% de los que votaron por Gabriel Boric utiliza dicha denominación, en tanto que el 15% de ellos habla de Plaza Baquedano. Es decir, lo que representó el estallido ni siquiera cuenta con el apoyo mayoritario entre los sectores de izquierda
La última encuesta CEP, por su parte, refleja también este nuevo ambiente social. Los ciudadanos mayoritariamente están pidiendo un gobierno firme, donde se debe privilegiar el orden público y la seguridad incluso por sobre las libertades. Junto a ello, las únicas instituciones que mejoran su nivel de confianza son la PDI, Carabineros y las Fuerzas Armadas, todas asociadas al tema de la seguridad, lo que no es extraño considerando el significativo aumento de los homicidios y los delitos violentos.
Políticamente, todo esto hace que la mayoría se esté inclinando por partidos y figuras de la derecha. Así, los tres personajes mejor evaluados son tres alcaldes de Chile Vamos: Evelyn Matthei, Rodolfo Carter y Germán Codina. Claudio Orrego, Sebastián Piñera y José Antonio Kast los siguen, y recién en el séptimo lugar aparece Carolina Tohá. En términos de partidos políticos, el Partido Republicano aparece como el gran ganador, al posicionarse como el que más identifica a la gente, con un 10% de la preferencia, muy lejos del resto.
Si a esto se suman otros datos respecto de la salud, la previsión y la educación, donde la mayoría prefiere los sistemas privados a los estatales, resulta claro que estamos frente a una paradoja: Chile aparece como un país de derecha, pero gobernado por un presidente de izquierda. Por eso ni la reforma de pensiones, ni la que se pretende en salud, donde se busca introducir una fuerte presencia estatal, cuentan con el respaldo de la población, y probablemente ello ayuda a explicar por qué el apoyo al gobierno es tan bajo.
A la luz de todo lo anterior, es claro que la fuerza que logre capitalizar el apoyo ciudadano con miras a la próxima elección presidencial será aquella que logre articular soluciones para los problemas reales de la gente en seguridad, salud, pensiones y empleo, entre otros. Hoy las cartas están jugando a favor de la derecha, pero dado que la carrera aún no está ganada, si quiere aspirar a ser gobierno deberá armar un proyecto coherente en torno a sus ideas.
En cuanto a la actual administración, cabe señalar que le resta mucho tiempo en el poder, y lo que necesita el país no es esperar un cambio de gobierno, sino buscar soluciones ahora. Para ello, debe sin duda reenfocar su agenda, de manera de buscar mayor sintonía con el país y no con su ideología.
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