Pobreza migrante
SEÑOR DIRECTOR:
La última encuesta Casen 2022 nos ha revelado cifras sobre pobreza por ingresos (haberes) y pobreza multidimensional (carencias en cinco dimensiones: salud; trabajo y seguridad social; educación; vivienda y entorno; redes y cohesión social). Este método mide las carencias que sufren los hogares en distintas dimensiones del bienestar. Se utiliza en Chile desde 2015 y permite una medición más exigente de la pobreza, ya que visibiliza las privaciones y la integración estructural de las personas en la sociedad.
En 2015 residían en Chile poco más de 600 mil extranjeros y el nivel de pobreza por ingresos o multidimensional no se diferenciaba de los nacionales. Se apreciaba una integración acorde con nuestra realidad en todas sus dimensiones.
En 2017, la cifra de inmigrantes aumentó a casi 800 mil personas, con una pobreza multidimensional en los chilenos de 20% y en los extranjeros de 24%.
Sin embargo, en la última medición de 2022 -ahora con una cifra que supera el millón y medio de inmigrantes-, la pobreza multidimensional de este grupo foráneo subió a 30%, comparado con 16% de los chilenos.
La situación en el norte del país refleja una brecha aún mayor: un promedio simple en las regiones extremas -desde Atacama hasta Arica y Parinacota- evidencia que la pobreza multidimensional migrante alcanzó a 43%, en relación con 17% entre los nacionales. Es notorio el deterioro que se ha visto en estos años de la calidad de vida de la población migrante.
La falta de planificación y regulación del flujo migratorio imperante durante muchos años ha sido el factor principal. Es necesario abordar con determinación de Estado este fenómeno, tanto respecto al control de ingresos como a la integración social de los residentes.
Lorenzo Agar Corbinos
Doctor en Sociología
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