Política nacional migratoria
SEÑOR DIRECTOR:
Es una buena noticia que Chile cuente con su primera política nacional migratoria y no debe pasar desapercibido.
En primer lugar, porque una política pública es una respuesta estatal muy compleja de lograr. Requiere construir un diagnóstico técnico sólido. Luego viene lo más difícil: establecer acuerdos y soluciones entre distintos actores, donde las voluntades y el diálogo son fundamentales.
En segundo lugar, porque la migración se convirtió en el último tiempo en la “papa caliente” que nadie quiere asir. Es un tema que lamentablemente se ha visto instrumentalizado por muchos actores políticos conforme a las temperaturas electorales, donde dominan percepciones influenciadas por discursos xenófobos.
En tercer lugar, porque las personas necesitan respuestas. No vamos a estar de acuerdo en todo, pero sin duda que contar con un diseño institucional contribuye y facilita la crítica y el diálogo democrático en esta materia.
Respecto a este diseño destaco algunas medidas: el otorgamiento de residencias en relación con las necesidades productivas de Chile, lo que contribuirá al desarrollo económico; el financiamiento de las instituciones de salud y educación que reciben población migrante; las acciones de fortalecimiento institucional para que el Servicio Nacional de Migraciones logre resolver los tiempos de respuesta en los trámites que recibe; la incorporación de criterios de género en causales de otorgamiento de visas; las posibilidades de regularización luego del empadronamiento biométrico, y la generación de programas sociales para apoyar la resolución de conflictos que afectan la convivencia entre chilenos y migrantes en los territorios locales.
Neida Colmenares
Académica Universidad Central
Presidenta del Consejo de la Sociedad Civil del Servicio Nacional de Migraciones