Políticas habitacionales con enfoque de género: una tarea urgente
Por Florencia Vergara y Paula Dastres, investigadoras Centro de Estudios Socioterritoriales de TECHO-Chile
En el marco de la conmemoración del 8M, el presidente electo ha señalado que el que viene será un gobierno feminista y que esto implica -en sus propias palabras- “cambiar la manera en la cual nos relacionamos, con la cual vemos el mundo, que ha estado durante demasiados siglos contada por hombres”. Cabe preguntarse entonces, ¿cómo debe aplicarse esta visión en el ámbito de la vivienda y la ciudad?
Existe consenso sobre la necesidad de hacerse cargo de la exclusión habitacional y urbana evidenciada en el importante déficit habitacional, el aumento de familias viviendo en campamentos y en los problemas de acceso a la vivienda que vive una parte importante de la población. Sin embargo, se debe visibilizar el hecho de que esta exclusión recae con mayor fuerza sobre las mujeres. Las cifras son claras: del 20,73% de los hogares del quintil de menores ingresos que viven en situación de allegamiento, el 63,95% son familias lideradas por mujeres (Casen 2020); la asequibilidad a una vivienda se dificulta para aquellos hogares con jefatura femenina, aumentando en más de 1,5 años el tiempo que demoraría en acceder a una vivienda destinando el 100% de sus ingresos (CES Chile); más del 55% de los hogares viviendo en campamento tiene como jefe/a de hogar a una mujer; y más del 80% de las dirigentas de comunidades con las que trabaja TECHO son mujeres.
La ciudad actual ha sido pensada por y para un ciudadano hombre y proveedor, invisibilizando la experiencia de las mujeres en el espacio público, su movilidad diferenciada y vivencia al interior del hogar. Por lo mismo, la adopción de un enfoque de género en las políticas de vivienda y ciudad requiere: diversificar las soluciones habitacionales, considerando que no existe solo un tipo de familia y persona beneficiaria de la política habitacional; robustecer los programas enfocados en la provisión de vivienda para mujeres que hayan sufrido violencia de género; y reconocer el trabajo de dirigentas de comités de vivienda como pilar fundamental para la ejecución de la política habitacional.
El norte debe ser la construcción de una ciudad con enfoque de género y esto no implica partir de cero. Desde sus posiciones, muchas mujeres se han organizado para encontrar soluciones a las dificultades a las que se enfrentan. Tomando como base esas experiencias y luchas, es de suma urgencia considerar el enfoque de género en las políticas habitacionales, pues garantizar viviendas adecuadas e inclusivas es condición mínima para el desarrollo de la vida en condiciones de dignidad y justicia