Por Carolina Valdivia: El llamado en consulta del embajador de Chile en Israel
Tras la ofensiva del ejército israelí en Gaza y las acusaciones de violación al derecho internacional humanitario, el Presidente Boric instruyó “llamar en consultas” al embajador de Chile en Israel. El llamado en consulta es una medida que prevé la diplomacia para manifestar molestia con las acciones de un país con el que se tienen relaciones diplomáticas.
Dada la excepcionalidad de esta acción, se debe analizar desde al menos dos ángulos: la coherencia de nuestra política exterior y el resguardo de la amplitud de intereses de Chile y sus ciudadanos.
En materia de coherencia, llama la atención que esta determinación se adopte solo frente a Israel. Si bien los hechos observados en Gaza, en especial, el bombardeo del campo de refugiados de Jabalia, podrían constituir crímenes de guerra, no hemos visto la misma reacción frente a violaciones de los Convenios de Ginebra por parte de Rusia. Chile no ha convocado a consultas a su embajador en Moscú, aun sabiendo que sobre Putin pesa una orden de arresto fundada en hechos tan graves como el secuestro de niños por el ejército ruso, ni ante el ataque reiterado a objetivos civiles por Moscú. En la región, aun ante los indicios razonables de la comisión de crímenes de lesa humanidad por altas autoridades en Caracas, el gobierno optó por elevar nuestra representación en Venezuela a nivel de embajador, suspendida por cuatro años como reproche a la deriva autoritaria y violaciones sistemáticas de DDHH por el régimen de Maduro.
Estratégicamente, se extrañó una acción consensuada con otros países sudamericanos. La sincronía con que se emitieron los tuits de Boric y Petro, llamando ambos a consulta a sus representantes en Israel, da a entender que existió alguna coordinación con Colombia. Bolivia fue más lejos, rompiendo relaciones diplomáticas con Israel. Si retrocedemos unas semanas y miramos la reacción de Israel ante los embates de Petro tras los atentados de octubre, nada impide que Israel suspenda los variados acuerdos de defensa que tiene con Chile, particularmente sensibles para la provisión de armamentos y mantención de equipos de nuestras FFAA. Esto sería especialmente delicado considerando que Bolivia suscribió con Irán un acuerdo para la provisión de drones. Sí, los mismos que han sido utilizados por el ejército ruso en Ucrania y -se especula- por Hamas en su ataque a Israel. Finalmente, quedar sin un interlocutor al más alto nivel, dificultará tener información sobre los rehenes chilenos que siguen bajo captura de Hamas.
Respecto del conflicto en Medio Oriente nuestra política exterior se ha centrado en dos pilares: tratar el asunto en el ámbito de Naciones Unidas -donde hemos apoyado decididamente la solución de dos estados y hemos condenado enérgicamente a Israel en múltiples resoluciones de la Asamblea General y del Consejo de DDHH-, así como no importar el conflicto a nuestro país, considerando los significativos aportes de las comunidades palestinas y judías a Chile. Un cambio a esta mirada merece un análisis detenido sobre las consecuencias que pueda tener sobre los intereses globales de Chile.
Por Carolina Valdivia, Ex subsecretaria de Relaciones Exteriores y coagente ante la CIJ
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