Por haber sido valientes
Por Verónica Undurraga, profesora de Derecho Universidad Adolfo Ibáñez
Esta columna la escribo cuando se conoce finalmente que María Elisa Quinteros y Gaspar Domínguez presidirán la mesa de la Convención Constitucional. Cuando se publique, ya tendremos una nueva mesa ampliada con representación de todos los sectores. No han sido fáciles estos primeros seis meses del proceso constituyente y los próximos seis probablemente serán aún más complejos. Por eso, mientras la Convención recupera el aliento después de una jornada tensa de negociaciones, es un buen momento para apreciar lo mucho que se ha avanzado. Echar a andar un proceso constituyente es de por sí difícil. Pero el nuestro, que es quizás el más inclusivo en la historia del constitucionalismo, presenta desafíos que van más allá de los habituales de instalar y hacer funcionar una Convención, acordar democráticamente las reglas sobre toma de decisiones y crear las confianzas que permiten a una asamblea diversa proponer una nueva Constitución a la ciudadanía.
Hemos decidido como país mirar de frente y hacernos cargo de los déficits de nuestra democracia. Nos lanzamos nada menos que a hacer realidad, como nunca antes se ha hecho, la declaración de que todas las personas y los pueblos que vivimos en Chile tenemos igual dignidad y derecho a participar en la decisión sobre nuestro destino común. Valientes, porque lo que viene por añadidura no puede sino ser una profunda transformación de nuestros modos de vida e instituciones. Implica salir de nuestras zonas de confort, abrirse a escuchar a los otros y aceptar formas distintas de liderazgo, de lenguas, de costumbres, el derrumbe de las antiguas jerarquías. En estos seis meses hemos avanzado este camino más que en muchas décadas. Todavía no tenemos la distancia para apreciar cuánto hemos crecido, quizás por eso nos quedamos fijados en los dolores de crecimiento y nos angustiamos cuando, en la ampliación de la democracia, entramos en terrenos aún desconocidos. Confiemos. Hasta ahora la Convención, a pesar de las dificultades y errores, ha ido cumpliendo cada uno de sus objetivos y sus plazos. En el camino, nuestra democracia se está fortaleciendo, surgen liderazgos nuevos fuera de la elite tradicional y estamos derrumbando prejuicios centenarios.
Ahora la Convención está debatiendo sobre las normas constitucionales. Los desafíos de la nueva mesa son, por una parte, crear condiciones para un trabajo articulado, colaborativo y eficaz de las y los constituyentes, que termine en una propuesta de texto constitucional aprobada por 2/3. Por otra, convocar a la ciudadanía a seguir de primera mano y hacer suyo el proceso constituyente. Para que el plebiscito de salida tenga sabor a misión cumplida y a celebración. Por haber sido valientes. Mis buenos deseos a la mesa entrante: ¡Mucho Newen!
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