Columna de Luis Larraín: Vencedores y vencidos

Polling station ahead of a constitutional referendum in Santiago


¿Es posible, como dicen algunos, que en la contienda electoral más trascendente de este siglo no haya vencedores ni vencidos?

Difícil, verdad. ¿O es que la clase política después de meses de propaganda diaria y saturar el país y los medios de comunicación durante dos años con el proceso constitucional nos viene a decir que todo esto no sirvió de nada?

No se trata de agraviar a nadie, sino simplemente de acatar lo que la mayoría mandata. Si mañana gana el Apruebo, tendremos una nueva Constitución, que, si bien es modificable, lo será bajo las reglas que ella misma establece, que sabemos son muy exigentes. Los ganadores serán entonces el Presidente Boric, que se la jugó por entero por esa opción, y la coalición del Frente Amplio y el Partido Comunista, que fue la fuerza hegemónica en la Convención Constitucional. Pero más allá de personas, ganarán las ideas fuerza del texto propuesto y el proyecto político del gobierno. Los perdedores serían todos los convencionales y políticos que no compartían esa Constitución y sus contenidos; también la casi mitad de los chilenos que habrán votado por rechazarla; y con ellos sería perdedora la idea de contar con una que nos una.

Si gana el Rechazo, en cambio, habrán perdido las principales ideas reflejadas en el proyecto de la Convención. La plurinacionalidad, el pluralismo jurídico y los distintos sistemas de justicia, la eliminación del Senado y el tramposo sistema político con escaños reservados desproporcionados, que da más valor al voto de unos que al de otros. Habrá perdido el aborto sin límites, la no heredabilidad de los fondos de pensiones y la precariedad del derecho de propiedad de quienes no son indígenas, la refundación de nuestras principales instituciones y símbolos y valores patrios. En definitiva, habrá perdido la desmesura, representada políticamente por el Frente Amplio y el Partido Comunista.

Habrán ganado, en cambio, la moderación y el sentido común, que apelan a la unidad de los chilenos y rechazan que esta tierra esté habitada por trece naciones. Somos una sola nomás. Habrán ganado los Amarillos, Cristián Warnken y los intelectuales y profesionales que no encontraron la casa de todos en ese texto. Una mención también para los políticos de centroizquierda que se atrevieron a rechazar y a los de centroderecha por su discreción y su compromiso formal de hacer cambios a la Constitución, pero aprendiendo del pasado y no desconociéndolo. Habrá ganado el proyecto de hacer cambios sin echar por la borda lo bueno que hemos construido.

Tomando nota de todo ello, el Presidente Boric, como corresponde hacerlo en una democracia, deberá gobernar con las fuerzas políticas con que cuenta y con la oposición. Haciendo cambios en la medida de lo posible y no contra la voluntad popular; de lo contrario, continuará conflictuando y empobreciendo al país.

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