Por una Constitución democrática

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SEÑOR DIRECTOR:

Es comprensible la frustración de quienes apostaron por el Apruebo y hoy ven que el acuerdo constitucional no contempla la elección de todos los órganos (solo el Consejo Constitucional será electo popularmente) y que pone más bordes de los deseables. Pero continuar con el proceso constituyente es un imperativo que no podemos ignorar.

Este es un nuevo momento, una nueva posibilidad de pasar de una Constitución que obstruye los cambios mediante condicionamientos autoritarios y neoliberales, a una que habilite la cancha a un debate democrático sobre transformaciones y progresos para el bienestar de todas las personas.

Los contenidos mínimos acordados no son un impedimento para conseguir un Estado social y democrático de derecho (clave para superar al Estado subsidiario); consagrar derechos sociales como salud y educación; avanzar en igualdad y paridad de género; y proteger el medioambiente.

Además, uno de los grandes valores democráticos de este acuerdo es que el proceso será paritario, tanto de entrada como de salida, consolidando el avance histórico logrado por las mujeres chilenas.

La derrota del Apruebo en el plebiscito del 4 de septiembre no puede significar la marginación política de las fuerzas transformadoras, ya sean militantes, activistas o académicas. Si bien es un contexto más adverso que el anterior, quienes sostenemos que una Constitución democrática y creada en democracia es necesaria, debemos incorporarnos con fuerza al debate constituyente.

Chile merece una nueva Constitución, justa y democrática.

Bárbara Sepúlveda Hales

Académica de la Fac. de Derecho U. Alberto Hurtado