Preparación de familias de acogida

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uno de los mayores factores de riesgo son los conflictos emocionales no resueltos. Foto referencial: Archivo


SEÑOR DIRECTOR

La jueza del primer juzgado de familia de Santiago , en su reciente entrevista con este diario, pone de manifiesto una realidad crítica en el sistema de protección de la infancia. Señala que las familias de acogida que reciben a los niños, luego de una frustrada búsqueda entre sus familiares más cercanos, no cuentan con preparación para recibirlos, sino que con solo su buena voluntad.

Esto es gravísimo; como padres sabemos a ciencia cierta lo difícil que es formar a nuestros hijos, especialmente cuando están más vulnerables por edad, condiciones ambientales, enfermedades.

Un niño judicializado, que no está con su familia directa porque no hay condiciones de protección para ello, está más que vulnerable. Siente que no es querido por quienes, se supone, debieran quererlo más que a nadie en el mundo.

¿Cómo está ese niño? Seguro que con pena, miedo y rabia y con certeza va a requerir de un adulto preparado para atenderlo.

La buena voluntad se queda corta y en este caso sirve de bien poco.

Quien lo recibe debe estar preparado para formarlo y no tan solo asistirlo en sus necesidades básicas de alimentación y abrigo.

Debe saber, al menos un mínimo de contención, de psicología infantil básica y de manejo de sus propias emociones.

Es imprescindible que este tema se aborde pues importa una revictimización del menor.

Nadie da lo que no tiene y los adultos de acogida necesitan adquirir con urgencia las habilidades necesarias para contener, formar y proteger a estos niños. De otra manera es una nueva forma de vulneración. Doblemente dolorosa pues se juega con la esperanza de un niño.

Francisca Bascuñán Venegas

Abogada, Master en Asesoramiento Educativo Familiar

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