Presidente Boric: Chile como país adecuado

Daniel Malchuk
Foto: Andrés Pérez Foto : Andres Perez


Marcelo Drago es abogado y expresidente del Consejo para la Transparencia.

Se abre una nueva etapa, un nuevo gobierno, un nuevo parlamento. Una bocanada de aire fresco después de cuatro años que quedarán dentro de los peores registrados en varias décadas.

Hay una tarea pendiente. Terminar de aprobar una nueva ley de Protección de Datos Personales acorde a los tiempos que vivimos. Antes decía vanguardista, o moderna. Ahora me basta con acorde. Casi 14 años de intentos fallidos. Iniciativas en el primer y segundo gobierno de Bachelet, en el primer y segundo gobierno de Piñera, todos intentos fallidos.

¿Por qué este fiasco? Varias razones se pueden esbozar. Pero creo que una fundamental fue la mirada economicista, planteando estos proyectos como una regulación industrial o de derechos del consumidor, lejos de su esencia: la regulación de protección de datos personales como una garantía fundamental, un derecho humano, parte de los derechos civiles. Estos gobiernos instalaron el proyecto en el Ministerio de Hacienda, después en el de Economía, luego de vuelta a Hacienda. En momentos pusieron a cargo del proyecto a macroeconomistas (si, en serio). Luego pasaron el proyecto al final de las prioridades.

Antes decía vanguardista, o moderna. Ahora me basta con acorde. En realidad, el estándar que hay que adoptar es uno: el del Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea. Una mirada que pone a las personas en el centro, reconoce y dignidad y sus libertades, y establece mecanismos de protección en un contexto donde los datos personales se transformaron en activos valiosísimos, que alimentan tecnologías como las de big data o inteligencia artificial.

El nuevo parlamento tiene todo lo necesario para despachar una ley que, en una versión muy criolla, reconozca en ese estándar europeo los elementos para empoderar a los chilenos en sus derechos.

Este gobierno, los equipos que el presidente Boric está instalando en el Ministerio de Relaciones Exteriores, debe sumar una materia clave a su agenda de estos cuatro años: poner esta nueva ley en una carpeta y partir a Bruselas a obtener de la Comisión Europea el reconocimiento de País Adecuado en Protección de Datos Personales. En un contexto internacional convulsionado, con reproches y acusaciones cruzadas de uso y abuso de datos personales, ese reconocimiento tiene la doble ventaja de abrirnos las puertas al mundo y proteger a los chilenos.

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