Prevenir el suicidio: tarea de todos
El día 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Suicidio, iniciativa organizada por la International Association for Suicide Prevention y la Organización Mundial de la Salud. La finalidad de este día es que los gobiernos y la población tomen conciencia de este fenómeno, así como de su prevención. Y es que el suicidio ha aumentado en el último tiempo: aproximadamente 800.000 personas mueren cada año en el mundo por esta causa, y muchísimas más se hospitalizan por intentos suicidas. En nuestro país, la tasa de suicidio ha experimentado un crecimiento constante, especialmente entre mujeres y adolescentes, al punto que Chile es uno de los países con la mayor tasa de muertes en Latinoamérica por esta causa.
Si bien es cierto, el Ministerio de Salud lanzó el Programa Nacional de Prevención del Suicidio a nivel nacional el 2013, aún muchos de sus componentes no están siendo ejecutados completamente a lo largo del país. Por otro lado, las camas para hospitalización por riesgo suicida siguen siendo deficitarias y muchos pacientes en riesgo no pueden ser tratados en forma adecuada por esta razón.
Dado que uno de los principales factores de riesgo de suicidio es el presentar un trastorno psiquiátrico, los esfuerzos en su prevención deben de ir en la línea de prevenirlos. Sin embargo, pocos esfuerzos se han hecho en este sentido.
El Minsal destina sólo el 2,1% de su presupuesto total en salud mental, aún cuando 1 de cada 10 chilenos sufrirá una depresión al menos una vez en su vida. En el sistema privado, las Isapres reembolsan, en promedio, solamente un 30% del valor de la prestación psiquiátrica, mientras que para el resto de las patologías es por sobre el 60%. Ni hablar de las licencias médicas por depresión, muchas de ellas rechazadas por “secretaría”, sin siquiera haber corroborado el diagnóstico, con las consiguientes molestias para el paciente (pedir certificados, asistir a peritajes, etc.)
Sin embargo, lo que más les afecta a las personas en riesgo suicida es la discriminación que sufren por los demás, especialmente por sus más cercanos. Por ellos es importante crear conciencia en la población que las personas con desórdenes mentales requieren de una mayor comprensión, paciencia y especialmente cariño.
Como una forma de aportar con un granito de arena, en 2009 nació el programa RADAR (Red para la Atención y Derivación de Adolescentes en Riesgo), impulsada por la Universidad de los Andes y la Clínica Universidad de los Andes, con el propósito de prevenir el suicidio en adolescentes, efectuando una red entre las distintas comunidades escolares y los organismos de salud que las atienden.
Si bien este proyecto comenzó en la región de Aysén, consolidamos este jueves 10 de septiembre, el apoyo entregado por la fundación Crecer y Sanar, la Universidad de los Andes y la Clínica Universidad de los Andes para implementar este programa en el Colegio Pedro Apóstol, de Puente Alto.
Las muertes por suicidio se pueden prevenir, pero para ello, se requiere un compromiso social, un mayor esfuerzo de todas y de todos. Sin duda, iniciativas como esta nos permiten prevenir y concientizar sobre este tema.
*Director Programa RADAR, Clínica Universidad de los Andes, Grupo DBT Chile