Prevenir la corrupción es trabajo de todos
Hace poco nos enteramos de un nuevo dolo al interior del Ejército de Chile, en el que el segundo hombre más importante de la institución, John Griffiths, fue acusado de fraude al fisco por $44 millones ¿El motivo? Mal uso de fondos para comprar pasajes al extranjero en reiteradas ocasiones, donde iban en comitivas, e incluso llevaban a sus señoras, comprando boletos a alto costo y posteriormente devolviéndolos para adquirir pasajes más baratos, e incluso dejando excedentes para usos particulares. Sí, con el mismo dinero que pagamos todos los chilenos a través de los impuestos.
Vemos a las agencias de viaje involucradas que permitieron estas irregularidades y que prácticamente lucen como cómplices, participando de las irregularidades en lugar de dar la voz de alerta. Finalmente pensamos: ¿Pasará lo mismo en otros sectores y empresas?
Después del fraude en Carabineros, vemos que el monto involucrado en esta arista de la investigación es menor. Sin embargo, como ciudadanos no debemos perder nunca la capacidad de asombro. Eso es justamente lo que a nivel cultural debemos cambiar: justificar las malas prácticas con frases como "pero si funciona así", "todos lo hacen" o "me lo merezco" no nos ayudarán a combatir la corrupción, al contrario. Cabe mencionar que esta es solo una de las 21 aristas relacionadas con fondos de la Ley Reservada del Cobre por lo que la suma del fraude sería muchísimo mayor.
Si a un oficial de Ejército le toca ser testigo de una práctica corrupta debe denunciar y no esperar a que las malas prácticas se repliquen a lo largo de los años como pasó en esta situación. Si ve que "todos lo hacen así", debe actuar en consecuencia con su compromiso con la patria, que no sólo implica la guerra y "dar la vida si fuese necesario". Implica también honestidad y ética. Sí, tal vez las FF. AA. y de Orden y Seguridad gozaron -y quizás gozan- de mucha autonomía, pero eso tampoco justifica un fraude, independiente del uso y monto que sea.
Griffiths renunció al Ejército y fue detenido, pero a los días quedó en libertad bajo fianza, lo que nos da una sensación de injusticia tremenda.
No puede ser que la única manera en que funcione la ética y la probidad sea porque las leyes lo dictan. Es correcto que el Presidente de la República anuncie reestructuraciones para evitar que fraudes como estos sigan ocurriendo, pero ¿dónde queda la confianza y la reputación del Ejército? Eso no se puede recuperar mediante una reforma.
Nuestro rol, además de ciudadanos preocupados, debe apuntar a hacer la diferencia no solo como testigos de emblemáticos casos de corrupción, opinando a través las redes sociales, sino que desde la vida cotidiana, contribuyendo a una cultura de hacer bien las cosas que no privilegia la trampa para lograr sus cometidos.
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