Prioridades en la agenda de género
Revertir el grave retroceso en los niveles de inserción laboral femenina, causado por la pandemia, debe ser hoy el principal objetivo en pro de mejorar las condiciones de la mujer.
Distintas agrupaciones en el país han convocado desde el domingo a manifestaciones con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, fecha que aun cuando fue formalizada por las Naciones Unidas en 1975, desde 1909 tuvo sus primeras manifestaciones en otros países. La reivindicación de sus derechos, la plena participación, igualdad de oportunidades y alcanzar una paridad de género que permita la debida inclusión en el desarrollo social y económico han sido parte de un largo camino, respecto del cual aún queda mucho por recorrer, en Chile y el mundo.
El presidente electo Gabriel Boric ha dado una señal en la configuración de su gabinete, señalando que su gobierno será feminista y que ello “no es una respuesta postmoderna a demandas identitarias, sino que estamos hablando de un compromiso que está en la base de nuestro gobierno”. Pero al margen de ello, los desafíos en la materia serán altamente demandantes.
En el caso de la violencia contra la mujer, si bien han existido avances en los últimos años en cuanto a nuevas herramientas para combatirla, agravando tipos penales o incluyendo otros, el femicidio sigue siendo una realidad que requiere cambios culturales importantes y nuevos mecanismos para enfrentarlo. Hay un proyecto aún pendiente en el Congreso que busca precisamente prevenir, erradicar y sancionar estas conductas. De igual manera el incumplimiento en el pago de pensiones de alimentos, que hace poco tiempo demandó establecer un Registro de Deudores e introducir otras modificaciones a la ley sobre pago de estas pensiones, requiere de seguimiento y determinar si avanza en la erradicación efectiva de esta vergonzosa práctica.
En esta oportunidad, la fecha llega cuando el país sigue enfrentando los efectos de la pandemia que azota el mundo. Y si bien sus consecuencias en términos económicos y laborales se han ido recuperando, claramente en materia de empleo femenino esto ha sido mucho más lento que en el caso de los hombres, hecho que refleja que principalmente han sido las mujeres quienes han asumido los trabajos de cuidado -no remunerados- y su derivación hacia el trabajo informal. Los niveles de inserción laboral femenina han retrocedido una década.
Son importantes, por ello, las palabras de la futura ministra de la Mujer en el sentido de que las primeras acciones de su cartera serán trabajar junto a “los ministerios asociados a la productividad, la economía y el trabajo, porque queremos recuperar la inserción laboral femenina”. Un compromiso que debe ir de la mano de un manejo responsable de la economía que favorezca el crecimiento, sin el cual muchos de esos objetivos se verán comprometidos.
Es también esencial, en pro de esa meta, la decisión gubernamental de priorizar la apertura de los colegios, que más allá de constituir un factor determinante para disminuir la brecha existente entre los estudiantes, constituye un elemento esencial para que las mujeres puedan disponer de ese tiempo para retornar a sus actividades laborales. Por lo mismo, avanzar en la discusión del proyecto de sala cuna universal, que permita facilitar el acceso a trabajos formales, es también una necesidad que se debe abordar con urgencia si queremos un país que no solo de mejores oportunidades, sino que posibilite el acceso igualitario a éstas.
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