Profundizando la calidad de los servicios de telecomunicaciones: 5G
Por Andrea Butelmann y Carolina Horn, de Butelmann Consultores
El espectro radioeléctrico ha sido mal asignado y acaparado por las telefónicas tradicionales para evitar la competencia. Pero hay buenas noticias: la Subtel asignará espectro para servicios 5G, que estarían en operación en 2022. O eso esperamos, porque no sería raro que los operadores entorpezcan el proceso.
Los chilenos estamos expectantes. Se vacían las calles y se incrementa el tráfico en las redes; experimentamos, junto al confinamiento un estancamiento en el trabajo y estudios, al no tener acceso a Internet de calidad. Es urgente concursar frecuencias, porque la brecha digital amenaza con incrementar la brecha social.
Los concursos 5G se ajustan a las condiciones establecidas por la Corte Suprema, y resuelven deficiencias de concursos pasados. En 2013 se asignaron tres porciones de la banda de 700 MHz con obligaciones de cobertura en zonas rurales, que daban ventajas a las empresas con redes ya desplegadas. Por ello, fueron cuestionadas como anticompetitivas. Como no se exigió entonces una calidad mínima de servicio, los ganadores cumplieron sus compromisos con bandas que ya tenían y tecnologías obsoletas. En fácil, les pasaron las micros viejas a las zonas rurales, pero se quedaron con las carreteras para que nadie trajera nuevas.
Ahora, Subtel resolvió estos problemas, exigiendo una elevada calidad mínima de servicio a implementar en las nuevas bandas y, dado que el 5G no es la vía para reducir la brecha digital en zonas rurales, no incluye las cuestionadas obligaciones de cobertura en ellas.
Desde un principio, el 5G no autónomo (NSA), mejorará la velocidad de descarga, la capacidad y la latencia en las zonas con 4G. Ello forzará a las redes alámbricas a mejorar la calidad del servicio para no perder abonados. Con el 5G propiamente tal, que requiere gran despliegue de antenas, se proyectan aplicaciones en minería, agricultura, transportes y medicina. De ahí que se otorgue puntaje o se exija cobertura a hospitales, puertos, aeropuertos, carreteras, centros científicos y universidades; además de capitales regionales, provinciales, instituciones públicas y áreas industriales.
Pretender cubrir localidades aisladas con redes 5G, es no entender nada. La ITU recomienda hacerlo con 4G, que es menos costoso y provee la calidad necesaria para conectar a las personas. Usar 5G encarecería el servicio para todos los usuarios; a menos que se cobrara diferencialmente, como hoy en Isla de Pascua. Ese, claramente, no es el camino para integrar a las zonas rurales.
Para eso está el Fondo de Desarrollo de las Telecomunicaciones (FDT), cuyo objeto es promover cobertura de áreas rurales o urbanas de bajos ingresos. Ese fondo financió, por ejemplo, el proyecto Todo Chile Comunicado (2008), que conectó a tarifas accesibles a 1474 localidades rurales, y el proyecto Conectividad para la Educación (2011), que conectó a 7.493 escuelas. Además, financia despliegues de tendidos de fibras ópticas, requeridas para transmitir las señales de las antenas de todos los operadores.
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