¿Qué pasó con la “ley Uber“?
La Ley 21.553 que regula las Aplicaciones de Transporte Remunerado de Pasajeros (EAT), más conocida como “ley UBER”, fue publicada en abril de 2023 y debe entrar a regir junto con su reglamento a más tardar en enero.
La participación laboral de las mujeres cayó durante la pandemia de 53% a 41%, fuimos las más golpeadas. Hoy, con un crecimiento económico y productividad estancados, las jornadas parciales y flexibles, así como la diversificación de las fuentes de ingresos, se convierten en una posibilidad tan valorada y válida como un contrato de trabajo a jornada completa.
Las jornadas parciales y flexibles son perfectamente compatibles con una regulación laboral protectora, pero paradójicamente, las cifras de informalidad, especialmente en jornadas parciales de mujeres, son alarmantes, llegando al 66,1% como lo indica el estudio “Zoom de Género” de la OCDE, UDP y Chile Mujeres que analiza el primer trimestre de 2023.
Entonces, por qué en vez de promover fuentes de ingresos de jornadas parciales de manera segura, que incentiven la participación laboral, especialmente de mujeres, la legislación establece barreras que hacen que sea más difícil acceder a dichas fuentes. Esto es, precisamente, lo que ocurrió con la ley Uber.
La ley incorpora barreras tales como exigir un máximo de tres años de antigüedad del auto en su primer registro, cuando el promedio de antigüedad de los autos en Chile es tres veces mayor. Asimismo, después de otorgar un plazo de 6 meses para que las EAT inscriban a los conductores y vehículos, congela el registro por 18 meses, y prohíbe los viajes compartidos, los cuales representan una buena alternativa para reducir costos y disminuir congestión vial y ambiental. Todas estas barreras contravienen lo expuesto en el Informe de Tecnologías Disruptivas que elaboró al respecto la Comisión Nacional de Productividad en noviembre del año 2019.
Con respecto a los conductores/as se exige la licencia profesional clase A2 (la que actualmente tienen los Taxis), que requiere cursos de 150 horas para obtenerla. Entendemos que la ley debe exigir los mismos requisitos para todos por un tema de igualdad. Pero, ¿por qué en vez de aumentar la carga para todos, se crea un curso más adecuado en una época en que los taxis también usan las aplicaciones? Países desarrollados como Inglaterra, Canadá y Australia, han llegado a consenso sobre requisitos que pueden ser más adecuados, como exigir una antigüedad mínima de vigencia de la licencia de conducir, solicitar el historial de tránsito de conductores y, en los casos más exigentes, cursos telemáticos de 8 horas.
Lo que las usuarias y conductoras queremos es sentirnos seguras. Regular un botón de pánico desde las aplicaciones conectado con los departamentos de seguridad de las municipalidades, en coordinación con Carabineros, sería una medida mucho más preciada por la ciudadanía que las descritas.
Una de las características que nos define como liberales es nuestra permanente voluntad de reformar para avanzar. Esta ley fue creada en un contexto que ha cambiado y que hoy exige adaptarla a las nuevas circunstancias que tiene este rubro. Lo cierto es que no podemos quedarnos estancados en una regulación que entiende la actividad desde la visión masculina, un estereotipo de hombre que trabaja jornada completa como taxi, y no incorporar la visión del tipo de trabajo seguro que buscan, necesitan y ejercen las mujeres.
Hago un llamado al Ejecutivo y legisladores para que nos hagamos cargo de realizar estas correcciones antes que la ley entre en vigencia.
Por Ignacia Gómez, abogada, Partido Liberal de Chile
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