Quien está por nacer

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SEÑOR DIRECTOR:

Durante los últimos días se ha levantado una gran polémica a propósito de un aspecto del debate constitucional en curso: el derecho a la vida, particularmente sobre las implicancias que tendrían las normas aprobadas por el Consejo respecto del aborto. La polémica creció cuando cuatro consejeros de Chile Vamos no dieron sus votos para reconocer que “todo ser humano es persona”; y más recientemente, cuando se aprobó la enmienda que dispone, de modo parecido a la Constitución actual, que “la ley protege la vida de quien está por nacer”. Pero a pesar de que la mayoría de las palabras mencionadas son idénticas a la norma vigente del artículo 19 número 1, el cambio propuesto no es indiferente, como algunos han sugerido.

Es verdad que se rechazó la enmienda de unidad de propósito que reconocía que “todo ser humano es persona”. Pero la enmienda aprobada el miércoles en el Consejo zanja políticamente todos los debates en cuestión (subsanando también el rechazo mencionado) con la solución más razonable: todo ser humano es persona, incluyendo al ser humano no nacido, que es un “quien”. Se trata, en consecuencia, de un cambio no menor. No es indiferente que se reconozca explícitamente que el que está por nacer es un “quien”, porque todo quien es alguien.

Algunas reflexiones del filósofo alemán Robert Spaemann contribuyen a profundizar sobre este concepto: “una persona es, por lo tanto, no simplemente ‘algo’, sino ‘alguien’, y alguien nunca es algo”.

Todo está ahí: si la criatura en gestación -el ser humano no nacido- es reconocido en la Constitución como alguien, y por ende como una persona, por alambicado que sea el argumento que se esgrima, se deslegitima todo acto de manera directa que le dé muerte (sin perjuicio de la exculpación legal-penal para casos difíciles, pero eso es harina de otro costal).

Vicente Hargous

Profesor de Derecho Constitucional, Universidad Finis Terrae

Asesor área constitucional en Comunidad y Justicia