Recuperar Santiago Centro
Por Ricardo Abuauad, arquitecto
No es fácil el desafío que tiene por delante la futura alcaldesa de Santiago, y hay mensajes que deben quedar claros.
Hace pocos días los vecinos de Plaza Baquedano solicitaron a Irací Hassler el compromiso decidido en favor de la recuperación de su sector. Antes se han manifestado de forma similar los habitantes y agrupaciones de lo que tristemente se conoce hoy como la “Zona 0”. Otras personas que viven o trabajan en la comuna, en muchos de sus barrios hoy degradados, esperan lo mismo. La tarea exigirá de su parte una operación en favor del resguardo de la calidad de vida, la tranquilidad de sus habitantes, así como una garantía de estabilidad para los inversionistas o quienes quieran volver a emprender allí. Supondrá reconquistar los espacios públicos, limpiar las fachadas, generar las condiciones para que los tejidos – económico, físico, social- se recuperen.
He trabajado prácticamente toda mi vida profesional en, y en relación con, el centro de Santiago. Vi de cerca el funcionamiento de uno de los cascos históricos más dinámicos de América Latina, uno que mantenía (no sin dificultades, es cierto) población residente, atraía otra nueva (con tropiezos, pero la atraía), generaba empleos, recibía una enorme población flotante de alumnos, era destino turístico y de esparcimiento. Conservaba y ponía en valor su patrimonio, actualizaba sus espacios públicos. Era atractivo para invertir, trabajar o vivir en él.
Los últimos dos años han erosionado ese delicado equilibrio: violencia, inseguridad, degradación del entorno, crisis de gobernabilidad, imposibilidad de abrir u operar producto de la pandemia. El centro de Santiago es hoy prácticamente irreconocible.
La futura edil ha sido crítica de la gestión del alcalde saliente, especialmente de las medidas para mantener el orden, cuándo y dónde ello fue posible. Pero el orden -esa estabilidad que los vecinos reclaman, esa seguridad de salir de sus casas sin temor, esa vida de barrio que solo es posible cuando respetamos las reglas- es indispensable para que el centro vuelva a ser un lugar atractivo en el que queramos vivir y trabajar. O estudiar en sus universidades y liceos emblemáticos. Si esta comuna ha sido el escenario preferente del actual proceso, será fundamental que la futura alcaldesa distinga con claridad cuándo se trata de una movilización en los límites del Estado de derecho, y cuándo, en cambio, de vandalismo que atenta contra sus propios vecinos.
Irací Hassler ha aclarado que el control del orden no es de competencia del alcalde, y que la violencia se ubica más bien en Providencia y no en Santiago. Pero la tarea que la futura alcaldesa tiene enfrente –garantizar a los vecinos la recuperación que esperan- exigirá de ella el resituarse en la discusión, esta vez en el rol de la máxima autoridad comunal en la que ella se convertirá, desde la vereda de sus vecinos. Y también, es justo decirlo, de la de los muchos santiaguinos y chilenos que esperamos ver al centro otra vez de pie.
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