Repensemos la educación
Por Tomás Recart, Director ejecutivo de Enseña Chile
Entre investigadores, expertos, docentes, equipos directivos y comunidades escolares ya es consenso que el desarrollo de habilidades socioemocionales es central para una educación integral de niñas, niños y adolescentes. En esta era global y digital, donde los problemas que enfrentamos son cada vez más complejos y el mundo se ha vuelto incierto y ambiguo, las habilidades socioemocionales son clave para enfrentar los desafíos actuales.
Esto está aceptado y posicionado a nivel nacional, aún más en el contexto de la pandemia donde las dificultades de la distancia y la aislamiento hicieron evidente esta realidad. Pero, ¿nos estamos haciendo las preguntas necesarias para avanzar en esta materia? ¿Qué desafíos tenemos por delante en este ámbito? Intuimos que la base de todo está en la relación entre estudiantes y profesores, entonces ¿cómo podemos intencionar ese trabajo y apoyar a los docentes para que lo desarrollen, más allá de la voluntad de cada uno?
Algunas de estas preguntas son las que motivaron a la OCDE a realizar el estudio “Más allá del aprendizaje académico: Primeros resultados de la encuesta de habilidades socioemocionales”, la primera gran medición internacional sobre este tema. En un periodo de tres años, se midió a estudiantes de 10 y de 15 años en 10 ciudades alrededor del mundo. Sus resultados son evidencia invaluable que tiene el poder de guiar el trabajo educativo para reforzar el desarrollo de este tipo de aptitudes.
Entre sus principales conclusiones, se destaca algo que ya intuíamos pero que hoy podemos mirar en profundidad: el vínculo entre profesor y estudiante es fundamental. Esto llevó a que, incluso, la mayor varianza en los resultados de la encuesta fuera intra salas, más que entre colegios o entre ciudades diferentes. El cultivar una relación significativa con niñas, niños y adolescentes depende de las capacidades y voluntades de cada docente, porque hoy no les estamos formando para esto. Sabiendo ya lo importante que es para el desarrollo integral, tenemos que hacernos cargo de entregar herramientas concretas para lograrlo y dar así más y mejores oportunidades a nuestros estudiantes, emparejando la cancha.
Otro resultado significativo fue que el desarrollo de habilidades socioemocionales debe estar íntimamente ligado con el desarrollo cognitivo. Aunque muchas veces la educación las ve como carriles diferentes, hoy la evidencia demuestra que son necesarias la una para la otra y que no necesitamos inventar la rueda para poder avanzar en la formación socioemocional, sino que tomar lo que ya existe y repensarlo para que tenga un enfoque más integral.
Frente a estos desafíos, creo que es evidente por dónde debemos partir: hay que reestructurar el desarrollo profesional docente, dejando de perpetuar el sistema de un profesor que se dedica a pasar materia y conocimiento, y fortaleciendo el pilar emocional y motivacional que debe tener esta vocación. Tenemos que repensar la educación y, cómo hizo evidente esta encuesta, tener más y mejores mediciones que nos permitan tomar decisiones en esta materia.
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