Repercusiones
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SEÑOR DIRECTOR:
La fundación Artesanías de Chile nació en 2002 gestionada por la Primera Dama Luisa Durán. Buscando potenciar artesanía y cultura, entregaría espacios de desarrollo a los artesanos valorando la riqueza histórica. Fue un programa creciente que hizo brillar el patrimonio chileno y desde el que especialmente las artesanas se posicionaron orgullosamente en la sociedad.
La entidad era administrada por la Coordinación Sociocultural de la Presidencia -dirigida por las primeras damas- hasta que en 2022 Irina Karamanos la desestructuró, traspasando las fundaciones que dependían de ella a diversos ministerios: Artesanías de Chile pasó al Ministerio de la Cultura, las Artes y el Patrimonio.
A fines del año pasado se dio a conocer la crítica situación de la fundación, pues ya no contaba con suficientes recursos para funcionar; incluso mantenía deudas con proveedores y artesanos. La situación impactaba directamente a más de 2.000 artesanos y a sus familias. Un reportaje publicado ayer en Culto, de La Tercera, evidencia que aún no habrían soluciones y que la deuda sería millonaria; además, los perjudicados no habrían recibido apoyo suficiente.
¿Estaremos frente a una de las repercusiones asociadas al abrupto fin del rol de Primera Dama? No solo vemos que los artesanos se encuentran en medio de un complejo escenario, además notamos la fragilidad de las políticas públicas cuando las decisiones se toman sin medir efectos. La modernización de estructuras es necesaria, pero su implementación no puede ejecutarse a costa de quienes dependen de ellas para vivir o de la preservación de tradiciones centenarias. ¿Y las respuestas de las autoridades? La deuda no solo es monetaria, es histórica.
Cecilia Morán
Instituto de Historia, Universidad San Sebastián
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