Saranguaco

TERCER RETIRO


Por Gabriel Zaliasnik, profesor de Derecho Penal, Facultad de Derecho U. de Chile

Los reiterados disparates a los que nos está acostumbrando la Convención Constitucional son el reflejo del camino autodestructivo en el que Chile se ha empeñado en los últimos años. De allí que el intento de censurar a un convencional, la ideologizada y ambigua definición de negacionismo propuesta para el reglamento, la idea de no usar la expresión “República”, o el intento de desconocer el quórum de 2/3 e introducir plebiscitos para dirimir diferencias, modificando el espíritu y letra del acuerdo de noviembre de 2019 que trazó el diseño para el estudio y redacción de una nueva Constitución, no debieran ser motivo de sorpresa.

Tampoco, por lo mismo, nos debiera sorprender esta verdadera fiesta pantagruélica de gasto y consumo en el que, junto con los reiterados retiros de fondos de las AFP y el reparto masivo y prolongado de recursos públicos con herramientas como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), dilapidamos cualquier posibilidad futura de enfrentar nuevas y reales necesidades. Otro tanto ocurre con el proyecto de indulto a supuestos presos políticos. No solo los llamados presos políticos no son tales, sino que como lo han dicho destacados juristas, el proyecto es inviable y desnaturaliza la institución del indulto.

Hay entonces en la irresponsabilidad legislativa, convencional y fiscal algo que trasciende al gobierno de turno. Atrás quedan los años en que se cuidaba la economía entendiendo que el ciclo virtuoso del crecimiento, ahorro e inversión permitiría a Chile abandonar una larga historia de mediocridad en el contexto mundial y latinoamericano. Atrás quedan los años en que se cuidaba el estado de derecho y se respetaban la Constitución y las leyes. En el actual momento vital de nuestro país, la desmesura reemplazó a la prudencia, y la anomia, es decir la falta de normas o su respeto que aseguran nuestra vida en sociedad, permeó a todo nivel.

En ese sentido, Nicanor Parra y su antipoesía -que en Chile han sido parte de un verdadero fetichismo cultural- con su uso de mecanismos verbales propios de la parodia y la ironía, de lo absurdo y lo grotesco, retrataron anticipadamente esta alma nihilista oculta de Chile.

En su poema de enigmático título, “Saranguaco”, aparentemente un chilenismo para describir aquello que no tiene sentido, Nicanor Parra escribió: “Es de noche, no piensa ser de noche, es de día, no piensa ser de día. Cómo va a ser de noche si es de día. Cómo va a ser de día si es de noche, ¿creen que están hablando con un loco?”.

¿No es acaso ello lo que estamos viviendo en estos momentos en que como ciudadanos presenciamos descolocados o incluso atónitos la actual situación, en que predominan los disparates, el desvarío, la obscenidad, el despropósito, la incongruencia, y el absurdo para eludir el uso de la razón? ¿Es de noche o de día?

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