Segunda presidencia de Donald Trump
Ciertamente una de las grandes interrogantes es hasta dónde Trump podrá llevar a cabo algunas de sus políticas más disruptivas -como la aplicación de aranceles a las importaciones-, y que han ocasionado inquietud a nivel global.
Hoy asume Donald Trump como el cuadragésimo séptimo Presidente de los Estados Unidos en lo que será su segundo mandato, luego de no haber sido reelecto tras su primera administración, cuando fue derrotado por el saliente Mandatario Joe Biden. Una nueva oportunidad de llevar adelante un programa inspirado en su lema “America First” que ya irrumpió desde su primera campaña presidencial hace más de ocho años, y que busca priorizar las oportunidades e intereses de sus ciudadanos, especialmente en materia económica, y realizar cambios que permitan potenciar a su país en el liderazgo mundial.
Una de las grandes interrogantes que asoman en el horizonte es qué tan diferente será este mandato respecto del anterior, considerando el cúmulo de promesas que Trump ha formulado en los más diversos ámbitos, algunas de las cuales resultan muy disruptivas, lo que ha abierto inquietudes a nivel global y lleva a preguntarse hasta dónde las podrá llevar a cabo. A diferencia de su primer mandato, Trump llega al poder esta vez precedido de un triunfo arrollador en las urnas, y la mayoría con que cuenta en el Senado y la Cámara de Representantes, aunque algo frágil, en principio le podría dar margen para sostener sus lineamientos programáticos. El tono de las intervenciones de Trump y el perfil de los nombramientos en cargos de gobierno están en línea con lo que ha prometido, sin perjuicio de lo cual los mecanismos y costos de sus medidas están aún por verse.
En el plano interno, hay múltiples flancos que ha abordado, pero dentro de ellos una materia de especial atención durante su primer mandato fue el control de la migración, lo que ahora busca reforzar. El anuncio de deportaciones masivas de quienes estén hoy en situación irregular y el uso de fuerza militar para dichos fines no solo puede generar un impacto laboral en sectores clave de la economía -puesto que podrían contar con menos mano de obra-, sino que ya ha levantado la preocupación de países de origen de esa migración.
Por otra parte, abordar el recorte del gobierno federal, aspiración de muchas administraciones anteriores pero que no pudieron avanzar en ello, tiene una nueva oportunidad, para lo cual el nombramiento de Elon Musk en el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental es una potente señal, pero que deberá materializarse en propuestas concretas, y conseguir los respaldos si fueran materias de ley.
Probablemente el aspecto más inquietante en el ámbito económico es la intención del nuevo Mandatario de aplicar aranceles a todas sus importaciones, pero en particular a las provenientes de China, Canadá y México. Si bien esta herramienta podría darle algunos réditos, también es un hecho que una guerra comercial global podría impactar a los consumidores estadounidenses, pues los bienes y servicios se encarecerían. Por ello no es claro hasta dónde Trump estará dispuesto a llegar en esta posible guerra arancelaria.
En el plano de sus relaciones exteriores es donde la retórica presidencial ha generado mayores reacciones. El anuncio tras la inauguración del Puerto de Chancay en Perú, de recargar las mercaderías despachadas desde ahí con aranceles 60%, dada la participación china en el proyecto; el plantear que podría evaluar retomar el control del canal de Panamá, desconociendo los tratados de Torrijos-Carter de 1977, y el trato dispensado a México y Canadá son solo ejemplos de ello. Incierto también es lo que vaya a ocurrir con Ucrania, donde el anuncio inicial de terminar la guerra en “24 horas” se ve ahora lejano.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.