Señora relatora, se agradece

Convención


Por Jorge Burgos, abogado

Las circunstancias determinaron que Carmen Gloria Valladares, secretaria-relatora del Tribunal Calificador de Elecciones, tuviera en sus manos la compleja misión de encabezar la instalación de la Convención Constitucional el domingo 4 de julio. Ella fue, en los hechos, la representante del Estado de Chile en la ceremonia en que los convencionales asumieron sus cargos y eligieron a las autoridades del nuevo órgano. En un clima de tensión, con incidentes en la calle y gestos destemplados en el recinto, Carmen Gloria Valladares supo mantener la serenidad y cautelar que el proceso de instalación siguiera adelante y culminara con normalidad. Evitando los gravísimos efectos de lo que en su momento pareció como un inevitable bochornoso final. Merece amplio y sincero reconocimiento.

En los días previos, algunos convencionales habían hecho declaraciones en las que intentaban poner distancia entre la Convención y los poderes del Estado, como si el nuevo órgano hubiera nacido de la nada o de una cierta matriz ignota, lo que les daría plena soberanía y capacidad para cambiar las reglas establecidas. Perentoriamente no es así. La Convención nació dentro de la institucionalidad, en el marco de la Constitución vigente, y su legalidad y legitimidad se sustenta necesariamente de ese hecho jurídico. Con buenas maneras y gran conciencia del valor de los procedimientos democráticos, Carmen Gloria Valladares representó precisamente esa línea de legitimidad. Es mejor tenerlo claro para evitar confusiones.

Fue reprochable y muy grave que algunos convencionales actuaran irrespetuosamente ante el himno nacional. Constituyó un agravio inaceptable a nuestra historia y a nuestros símbolos. Quienes actuaron así parecen interesados en demostrar que ellos están “fuera de Chile”, pero al mismo tiempo reclaman todas las garantías de estar dentro. Esa actitud no se sostiene.

Hay razonables dudas respecto del derrotero o rumbo que tomará la Convención, pero no puede haber dudas de que solo llegará a puerto si respeta sin condiciones el estatuto legal que le dio vida. Confiemos, por el bien de nuestro país, que en su seno prime el espíritu republicano y la voluntad de diálogo. Es el único camino que le permitirá cumplir la tarea de elaborar un proyecto de nueva Constitución en un plazo de nueve meses. Los 155 convencionales están allí para servir a Chile, no para otra cosa. De la sensatez y equilibrio con que actúen dependerá que la nación entera se beneficie.

Ojalá que la presidenta y el vicepresidente de la Convención -de notables méritos académicos- lideren el esfuerzo en favor de la cordura. Deben ayudar a crear un ambiente en que el debate, incluso el que se torne áspero, se dé en un clima de respeto y responsabilidad cívica. La agresión que sufriera el lunes 5 el convencional Ruggero Cozzi es una señal muy inquietante, que debe ser reprochada por sus pares. Esperemos que los partidos democráticos colaboren para que el país no tenga que lamentar incidentes que oscurezcan el futuro. Todos los chilenos estamos observando con esperanzas, pero también con preocupación por el irrestricto respeto a la forma y fondo del marco jurídico que le dio vida al proceso que mayoritariamente aprobamos.

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