Sequía en Chile, una historia sin final
SEÑOR DIRECTOR
Ya nos encontramos en el último mes del invierno, y 2021 parece que volverá a ser un año extremadamente seco, en línea con la tendencia de la última década para el centro sur del país. Actualmente esta zona se encuentra con un déficit entre 40 a 50%, el cual supera el 60% en Santiago. Sumado a la sequía extrema, el mes pasado nos sorprendió con temperaturas elevadas que lo convirtieron en el julio más cálido del registro histórico en Chile. La ocurrencia de dos extremos climáticos (sequía y altas temperaturas) se conoce como un “evento extremo compuesto”, con impactos más extendidos como, por ejemplo, en la cobertura de nieve (y por lo tanto disponibilidad de agua en primavera) y la vegetación.
Si la situación de sequía continúa durante estos meses, nos enfrentaremos a un año 2021 de “hipersequía”, una condición de déficit extremo, superior al de la actual megasequía, con graves impactos para nuestro medioambiente, economía y sociedad.
Con respecto a lo que nos depara el futuro, recordemos que una parte de la megasequía actual en Chile, así como en el caso de sequías en otras partes del globo, ya está atribuida al cambio climático, por lo que estamos viviendo en un mundo con mayor inclinación a experimentar sequías, como lanzando un dado cargado a los años secos. Ello, sumado a que por cada mínimo aumento del calentamiento global se incrementa la frecuencia de eventos extremos compuestos.
En este contexto, cabe señalar que la forma en que Chile enfrenta la seguridad hídrica es deficitaria. Se requiere una gobernanza que incluya la realidad del cambio climático: gestión de cuencas, reforma al Código del Aguas, determinación de usos prioritarios, como el consumo humano y ecológico, propuestas de soluciones basadas en la naturaleza, entre otros.
El lunes se publica el nuevo informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) que provee nueva información sobre cómo los eventos climáticos extremos han cambiado y cómo continuarán cambiando en un planeta que se calienta a un ritmo preocupante. Esperamos que la evidencia científica, internacional como nacional, sea un elemento central en las futuras decisiones de gobernanza del agua en el país. La realidad del cambio climático así lo exige.
Maisa Rojas
Directora (CR)2, académica FCFM Universidad de Chile