Si no está en la escuela, dónde

joven


Por Liliana Cortés, directora ejecutiva de la Fundación Súmate

Estamos siendo testigos (sino cómplices) de cómo las mafias y el narcotráfico crecen en Chile sobre los hombros de “soldados”: muchos de ellos niñas, niños y jóvenes fuera del sistema escolar. Y el problema es que, tal como mencionó el ex fiscal regional Manuel Guerra en un podcast de “El Café Diario” de La Tercera, lo que ocurre en el país es que no existe un “plan serio de combate a la deserción”. Hoy, Chile cuenta con más recintos para hacer valer la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente que escuelas de reingreso; entendidas como aquellos establecimientos de enseñanza básica y media para niños, niñas y jóvenes con dos o más años de rezago escolar.

Por supuesto, no existe evidencia de una directa relación entre jóvenes que están fuera del sistema escolar y delincuencia, pero sí un correlato entre abandono y una mayor exposición a socialización callejera, redes de delincuencia y narcotráfico. El lugar natural de un niño, niña y joven hasta los 18 años es la escuela, porque si no está ahí, dónde.

Es necesario entender que el abandono escolar se da con mayor frecuencia en poblaciones que se encuentran en situación de vulnerabilidad y pobreza, de contextos donde tampoco hay muchas soluciones y opciones para esos jóvenes. La mayoría de ellos provienen de fracasos escolares que hay que reparar. A modo de ejemplo, nosotros hemos egresados a jóvenes que han estado en seis u ocho colegios. ¿Cómo no va a crear esa persona una autoimagen de que estudiar no es para él, si lo echaron equis cantidad de veces de clases? Estos son los temas que abordamos en el reingreso. No se trata de darles un diploma, sino una atención y una experiencia educativa positiva que pueda traspasar a sus hijos.

Que en Chile no exista una política robusta que se haga cargo del reingreso educativo no es una realidad de hoy; la exclusión escolar es un tema que afecta al país desde mucho antes de la pandemia. Algunos padres de esos jóvenes que abandonaron el aula, tampoco terminaron sus estudios. Y es esta cadena la que hay que frenar.

Hasta 2019, había 186 mil jóvenes fuera del sistema escolar. Y si bien aún no sabemos cuántos más engrosaron esta cifra durante la pandemia, se estima que aumentó en 40 mil, hay algo claro: si existiera en las ciudades y localidades de nuestro país ofertas de reingreso escolar, sería mucho más fácil y una gran oportunidad para muchas personas. O, acaso, ¿un joven de quince años que no ha terminado cuarto básico se sentará en una sala con niños de 8 años? Sabemos que no; las aulas y escuelas de reingreso escolar son una alternativa real y flexible para que puedan retomar sus trayectorias y sentirse parte de una comunidad que los valora.

Desde hace años que estamos levantado la voz para la creación de políticas públicas que protejan las trayectorias educativas para que como país no nos permitamos que miles de jóvenes se queden fuera de un aula. Sabemos que eso implica pérdida de talentos y que muchos verán truncados su futuro. El llamado es a garantizar el acceso a la educación, la permanencia y el egreso. Flexibilicemos, entreguemos oportunidades concretas a través, por ejemplo, de escuelas o aulas de reingreso.

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