Siguiendo la ruta de los camellos

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Por Anil Sadarangani, director de Innovación UANDES

Los efectos de la pandemia han sido globales y multidimensionales, pero sin duda uno de los más notorios es el impacto económico. Pese a las alentadoras cifras del Banco Mundial, que proyecta el crecimiento mundial en un 5,6 % este año, impulsado por la fortaleza de las principales economías, como Estados Unidos y China, muchas economías seguirán sufriendo las consecuencias por un largo período.

Bajo este escenario y donde las preocupaciones de los gobiernos estarán centradas en que la economía vuelva a niveles pre pandémicos, orientando sus esfuerzos e incentivos a industrias y sectores que se vieron fuertemente afectados, los líderes empresariales e inversores se están preparando para un largo período de condiciones extremadamente desafiantes en el mercado global.

Frente a este complejo panorama, la aspiración de muchos innovadores de convertirse en el corto o mediano plazo en referentes -que algunos denominan erróneamente “unicornios”, empresas innovadoras que alcanzan un valor de más de mil millones de dólares- será difícil.

Pero existe una alternativa. Bajo las condiciones actuales y para aquellos ecosistemas de negocios en donde las startups tienen menos acceso a capital y donde, especialmente en muchos mercados emergentes, son más susceptibles a choques macroeconómicos severos e impredecibles, el camello debiera ser “la mascota” a seguir.

Los camellos pueden sobrevivir durante largos períodos sin agua, soportar el calor abrasador del desierto y adaptarse a las variaciones extremas del clima, que, si se compara con una empresa, pueden tener muchos puntos en común.

Las empresas camello tienen la singularidad de no tener ningún interés en desarrollarse rápidamente y priorizan la eficiencia por sobre la velocidad de una escala masiva. Y aunque tienen la misma ambición de crecer como cualquier empresa, siguen un camino más equilibrado y balanceado.

Las empresas camellos, de cualquier industrias o sectores, ofrecen valiosas lecciones sobre cómo sobrevivir a una crisis y mantenerse (o crecer) en condiciones adversas, incluso si la metáfora no es tan llamativa. La estrategia que ellas siguen se basa en tres aspectos: ejecutar un crecimiento equilibrado, adoptar una perspectiva a largo plazo e integrar la diversificación en el modelo de negocio.

En tiempos en donde los inversionistas pueda que no estén tan disponibles en invertir en innovación, una alternativa es que muchas empresas hagan una revisión de sus modelos y se preparen para sobrevivir un tiempo “sin agua” y en condiciones adversas.

La travesía no será fácil, pero es probable que aquellos que hoy son empresas camellos sean las que en un futuro sean las más exitosas, ya que habrán adquirido la experiencia de poder adaptarse a distintas realidades, una cualidad que desde ahora y producto de la pandemia será muy cotizada.

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