
Situación de calle

La semana pasada, más de 450 personas nos juntamos en el gimnasio de la Universidad San Sebastián, en Pío Nono con Bellavista, para aprender sobre la pobreza más dura de todas: vivir en situación de calle. Una notable iniciativa de “Juntos en la Calle”, que impulsan la Corporación 3xi, la Confederación de la Producción y del Comercio, y la Comunidad de Organizaciones Solidarias, y que se llama Noche del Encuentro.
En esta segunda edición, el objetivo era “crear conciencia y avanzar hacia la erradicación del sinhogarismo en Chile, demostrando que salir de la calle es un desafío alcanzable mediante la colaboración conjunta”, según explica el comunicado que nos llegó un par de días después.
Para eso, la actividad se dividía en dos etapas. En la primera, estuvimos escuchado testimonios y reflexiones en este recinto deportivo, algo que podríamos llamar conocimiento teórico. Luego vino la segunda etapa, quizás la más importante: salir a la calle. Nos dividimos en decenas de grupos y, liderados por diferentes organizaciones, nos repartimos por más de 100 puntos a lo largo de 13 comunas de la Región Metropolitana. Estuvimos en plazas, parques, comedores, albergues, hospederías y viviendas, liderados por la sociedad civil y por los municipios. Era una muy fría noche de invierno en Santiago, lo que permitió empatizar con más profundidad la situación de las 50 mil personas que viven en situación de calle, según cifras del Ministerio de Desarrollo Social.
Entre los varios aprendizajes que tuve en esa jornada, es que quienes viven en la calle están más acompañados de lo que imaginaba. Hay una cantidad de instituciones inmensamente humanas y solidarias que se preocupan de los más desposeídos. Desde el Hogar de Cristo, hasta la Fundación Cristo Vive, Don Bosco, Educere, Hospedería Francisca Romana, Gente de la Calle, Hijos de la Calle, Las Viñas, Don Bosco, Fundación Rapha, Moviliza, Nuestra Casa, Salud Calle y ONG Cidets; así como Red de Alimentos y Banco de Ropa. Todas ellas estaban presentes en la Noche del Encuentro. Al igual que los municipios de Estación Central, Maipú, Renca y Santiago.
Aprendí también que hay gente en situación de calle que no está en la calle: viven transitoriamente en lugares como la residencia que lidera la Corporación Nuestra Casa en el barrio Yungay y que queda justo frente a la casa del presidente Gabriel Boric. Allí residen hasta 24 personas en piezas donde caben seis u ocho personas. Hay cama, ducha y cena, pero no es gratis. Cada persona debe pagar $1.500 diarios, lo que estimula la necesidad de trabajar. Tampoco hay intimidad en una habitación que deben compartir hasta ocho personas que no se conocen. Eso genera algo que se denomina “incomodidad progresiva”, lo que tiene como objetivo que los residentes puedan proyectar un futuro mejor fuera de la residencia.
La casa ofrece también ducha para los que no son residentes. Cuesta $700. Todo es barato, pero nada se regala. Es la única forma de apostar a un cambio positivo. Por esa residencia han pasado seis mil personas en 25 años. Otro aprendizaje. Nuestra Casa, la corporación con la que hice el recorrido nocturno, tiene 40 departamentos que son parte del programa “Vivienda Primero”.
¿De qué se trata? Es un programa del Ministerio de Desarrollo Social y Familia para personas en situación de calle que asigna un cupo en una vivienda compartida, segura, accesible y estable para dos personas. A esa opción pueden postular “mujeres y hombres de 50 años o más, con trayectorias de calle de al menos 5 años en situación de calle, con algún grado de deterioro biopsicosocial (excluyendo la dependencia severa), de preferencia que se encuentren viviendo en la vía pública, sin acceso a ningún tipo de alojamiento”, se lee en nochedigna.cl.
A esto se suman las dos “Casas Compartidas” que tiene esta corporación, que son hogares transitorios y autosustentables que permiten a las personas explorar sus propios procesos de cambio, proyectándose en el largo plazo. Hace tanto sentido la reflexión de Karinna Soto, directora de Juntos en la Calle: “La Noche del Encuentro es uno de los momentos más esperados del año por las organizaciones que trabajan en esto. Nos reunimos para darnos fuerza, para reconocer que esto no se resuelve solos, y para confirmar que salir de la calle es posible. Fue una experiencia de vínculo real, de esas que muestran que cuando nos podemos organizar y encontramos en serio, la esperanza se vuelve acción”.
Por Rodrigo Guendelman, conductor de Santiago Adicto de Radio Duna.
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